Capítulo 2: Parecéis niños pequeños.

22 7 77
                                    

—¡Norah! —exclamó Georgia con su cabello pelirrojo recogido en un moño.

—Hola chicos. Perdón si he llegado un poco tarde —me disculpé. Yo siempre solía llegar puntual. De hecho, odiaba llegar tarde, al igual que las personas que lo hacían, pero esa vez no me pudo ser posible.

—No pasa nada, no llevamos mucho tiempo aquí. —Las palabras de Adriel me tranquilizaron.

—Para que veas que somos buenos amigos, no nos hemos metido al agua y nos estamos achicharrando. Lo que hace uno por los amigos —observó Kai.

—Eres un cabrón —le insultó Evie, quitándose las gafas de sol y entrecerrando sus ojos grises a la vez que negaba con la cabeza.

—Era él el que quería meterse al agua y le hemos dicho que hasta que no llegaras, nada —aclaró Adriel.

—Ya decía yo.

Kai era un chico de estatura media, con pelo muy corto oscuro y de piel tostada cobriza. Era muy gracioso y siempre conseguía como mínimo una sonrisa de la persona a la que se estaba dirigiendo. Era muy buen amigo, aunque a veces era podía ser muy jodido como acababa de serlo. Con él todo parecía más ameno y más divertido; era atrevido, le gustaban los retos y no tenía vergüenza de casi nada. Aunque, a veces, su comportamiento podía cansar, sobre todo cuando algo serio se lo tomaba a broma.

—Ah, toma. —Georgia me tendió la crema y tras quitarme la ropa me la esparcí por el cuerpo.

En cuanto acabé, hicimos una carrera hasta el agua, dejando por el camino quejas de la gente a la que habíamos salpicado de arena. Una vez sumergidos en el agua y después de comenzar una guerra de agua que acabó suavizándose al cabo de unos minutos, se me ocurrió una idea.

—¿Batalla de dos contra dos?

—Vale. Me pido a Georgia —anunció Kai, como su guerrera del equipo.

—Está bien. Yo comentarista, así que Adriel y Norah serán el otro equipo —decidió Evie.

—Perfecto, sube —me ordenó Adriel, quien se sumergió del todo para que yo pudiese sentarme sobre sus hombros. Kai y Georgia hicieron lo mismo.

Cuando Adriel volvió a ponerse en pie, casi me caí hacia atrás debido a su altura. Él era muy alto pero también lo suficientemente fuerte para equilibrar el peso y evitar una caída patética por mi parte. Se apartó el pelo castaño de sus ojos, que también eran del mismo color, para poder ver y Evie empezó a comentar la batalla que se iba a desatar de un instante a otro.

—El equipo de Norah y Adriel contra el de Georgia y Kai. Solo una pareja quedará en pie, la otra perderá. Así que, ¡que dé comienzo la guerra!

Adriel avanzaba con cautela hacia nuestros adversarios y yo mantenía mis brazos en posición de ataque para empujar a mi contrincante.

—Las parejas se acercan pero mantienen una distancia prudente, cagados de miedo de perder —comentó Evie a un lado de nosotros—. Los dos equipos están muy igualados: un chico que hace de mula y...

Ante ese comentario los chicos protestaron con un "ehh".

—Vale, dos chicos que hacen de pilares fundamentales para la batalla. ¿Así mejor?

—Mejor —contestó Kai clavando su mirada desafiante en Adriel.

—Y una chica dispuesta a luchar con la otra, capaz de tirarse de los pelos si así consigue la victoria.

—Norah, un empujón brusco y tiras a Georgia. Evita que te agarre ella antes —aconsejó mi aliado.

—Cuento con ello.

MÁS QUE UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora