Capítulo 5: Batiendo récords, ¿eh?

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Por desgracia, las últimas dos semanas de vacaciones pasaron volando y finalmente llegó el comienzo de un nuevo curso. Mi último curso de instituto.

—¿Estás lista? —me preguntó mamá desde la cocina.

—Supongo —respondí toda soñolienta, sentada en una silla del comedor. Mi respuesta sonó más bien a un "no" absoluto. Estaba acostumbrada a despertarme entre las once y las dos del mediodía, así que esto para mí era un sacrificio.

Las clases empezaban a las ocho y seguía sin entender por qué. Me encantaba quejarme de que sería mucho mejor si las clases comenzasen a las nueve como en el colegio.

La voz de mi madre me sacó de mis pensamientos criticones.

—Date prisa que enseguida tenemos que salir de casa —avisó. Ella trabajaba de turno de mañana y como entraba a las ocho y media al trabajo no tenía problema en llevarme al instituto. Así yo me ahorraba coger un autobús o ir con la bicicleta.

—Espera que me cepillo el pelo y cojo la mochila. —Terminé de beberme el zumo de naranja de mi vaso. Posteriormente, fui a mí habitación a arreglar mi cabello, cogí la mochila y bajé al salón.

—Ya estoy —informé y ella cogió las llaves del recibidor. Salimos por la puerta principal y cruzamos el jardín para llegar al coche, que estaba aparcado a un lado de la acera.

El viaje fue corto y silencioso, tenía mucho sueño para hablar o mantener una conversación. Cada vez que nos acercábamos al instituto, mis nervios aumentaban. Realmente no era de esas personas que lo pasaban mal yendo al instituto, sólo que no me gustaba, como a la mayoría de los estudiantes.

Vimos como el aparcamiento se llenaba y a los estudiantes entrar por la puerta de entrada del edificio. Mi madre localizó un hueco libre en el aparcamiento y no perdió la oportunidad para estacionar el vehículo.

—Suerte cariño —deseó antes de bajarme del coche.

—Gracias. Luego te contaré que tal. Adiós —le di un beso en la mejilla y a continuación bajé del coche.

—Adiós —pronunció antes de que yo cerrase la puerta detrás de mí.

En cuanto el sonido del portazo llegó a mis oídos, giré sobre mis pies para dirigirme al edificio. Noté como mi corazón se aceleraba. ¿Por qué estaba tan nerviosa? Bueno, era algo que me ocurría siempre. Supuse que al ver tanta multitud de gente de mi edad que no conocía y también la intriga de saber si mis amigos estarían en la misma clase que yo. Definitivamente no estaba preparada pero aun así caminé. Me dirigí hacia las listas que habían colgadas en varios puntos del patio. Entonces vi el cartel de mi curso. Intenté hacerme un hueco entre los alumnos que también buscaban su nombre. Busqué la letra "F", pues los apellidos estaban antes que el nombre y lo encontré: Foster, Norah.

Volví a leer la lista para ver a quienes tendría que soportar un curso entero y vi dos nombres bastante conocidos:

"Conner, Kai"

"Doyle, Evie"

En ese momento los niveles de emoción, felicidad e ilusión subieron y eso tranquilizó mis nervios bastante. Dos de mis mejores amigos estaban en la misma clase que yo. No necesitaba nada más en ese instante. Era obvio que también me hubiera gustado que Adriel y Georgia estuvieran con nosotros, pero ellos habían escogido la modalidad científica a diferencia de nosotros, que habíamos escogido la humanística. Así que estaba súper contenta de tener a Evie y Kai.

De pronto noté una mano en mi hombro.

—¿Qué tal? —Al girarme vi la cara de Evie—. ¿Buscando tu nombre? —preguntó lo evidente.

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