Capítulo 10: Esto es la realidad.

17 4 125
                                    

A parte de otro día escolar más de los muchos que quedaban, iba a ser el día en el que sabría qué pensaba Kai respecto a mi conclusión sobre el símbolo tallado en la roca del descampado que me tuvo la mente ocupada toda la tarde anterior. Justo encontré el momento perfecto cuando Evie le pidió permiso a la maestra para ir al baño y esta última le consintió la petición. Por otra parte, me sentía muy mal ocultándole esto a mi mejor amiga, por eso empecé desviando un poco la conversación.

—¿Deberíamos decírselo a Evie? —me giré hacia Kai a la vez que mi amiga desaparecía por la puerta.

—¿El qué? —preguntó frunciendo el ceño. No tenía ni idea de lo que le hablaba. Lo había olvidado, como no.

—Lo que vimos en la roca del descampado. —Al ver qué Kai seguía con la misma cara de empanado, especifiqué—. El símbolo de la roca.

—Ahh, eso. Vamos a ver, Norah —su expresión cambió a una cansada—. Solo es un símbolo en una roca, nada más. Cualquiera podría haberlo hecho solamente por diversión. Me parece que estás haciendo una montaña de un grano de arena.

—Silencio —pidió la profesora mirándonos a los dos. Ambos nos callamos momentáneamente pero no tardé ni cinco segundos en volver a abrir la boca.

—Resulta que ese símbolo lo he visto antes pero no sé dónde —le expliqué en un tono más bajo—. Ayer, mirando la foto que le hice, la miré con otros ojos y me sonaba de haberlo visto en otro sitio aparte de la roca.

—A lo mejor lo estás confundiendo con otro símbolo que se le parece o el logo de alguna marca —murmuró.

Rodé los ojos. Empecé a exasperarme y aquello no era bueno.

—Vale, pongámonos en que es cierto lo que dices. Ayer llegué a la conclusión de que con una piedra no lo hubieran podido hacer. Lo que me llevó a pensar que, necesitaron un equipo especial para tallar o herramientas del estilo. Entonces, lo más lógico es que fuese un escultor o alguien así, porque no cualquier persona tiene un equipo de escultura, ¿sabes? Por lo tanto, si es un escultor debería tener un taller o un estudio para dedicarse a ello. Y si es así, entonces no me encaja, porque; primero, el descampado está a las afueras de la ciudad. Seg...

—¡Vosotros! Silencio, por favor. —De nuevo, la maestra interrumpió su explicación para mandarnos callar, pero no le hice caso y le seguí explicando a Kai mi opinión sobre el asunto aunque en un tono más bajo.

—Segundo, no va ni dios a ese lugar y un escultor quiere mostrar sus esculturas a la gente ya sea vendiéndolas, haciéndolas en un lugar público o exhibiéndolas en una galería de arte. Tercero, ¿no sería más lógico que, si es un escultor, tuviera roca y materiales en su estudio, lo hiciera allí como todas sus supuestas obras y no a kilómetros en un descampado de mala muerte que no lo va a ver nadie? ¿No te parece raro, Kai? Que lo mismo me equivoco, pero si lo miras de esta forma...

—Norah, esto es la realidad no una película de misterio o ciencia ficción —replicó, harto. Vaya, Kai tomándose las cosas en serio. Algo nunca visto en la historia de la humanidad.

—Kai, ¿quieres escucharme y detenerte a pensar, aunque sea solo un momento, lo que te estoy diciendo, por favor?

—¡¡Silencio de una vez!! —La maestra vociferó, cabreada y di un respingo en mi propia silla. La clase entera giró sus cabezas hacia nosotros—. ¿Qué es tan importante para interrumpirme, ni una ni dos, sino tres veces? Estamos todos impacientes para escuchar lo que estabais diciendo. Adelante.

Hubo un silencio. Kai y yo nos miramos esperando a que uno de los dos dijera algo. Con la mirada le di a entender que improvisara algo ya que él era bueno en eso. Yo desde luego que no.

MÁS QUE UN SUEÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora