Capítulo 45

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Poché

Cuando creí tenerlo todo en mi vida me equivoqué, por fin mi vida económica estaba resuelta, recuperé a mi hermana, tenía a la mujer perfecta a mi lado y encima me daría un hijo, todo parecía estar bien pero el destino me dio una cachetada en ambas mejillas y me volvió a la realidad, porque justo estaba en el apartamento viendo como Diana sentía molestias por el embarazo de ya siete meses, sus ganas de ser madre son tan grandes que me sorprende todo lo que está aguantando, ahora entiendo cuando dicen que el amor de una madre puede con todo.

—Déjame llevarte al hospital—le decía intentando convencerla.

—No, ya me pasará—decía ella—Mejor ven, acuéstate conmigo—hice lo que me pidió y pasé mi brazo por su abultado vientre. Sentí como mi hija dio una fuerte patada—Le gusta sentirte—dijo con una sonrisa.

—Sus movimientos son mas fuertes—dije sonriendo también.

—Ella te ama, así como yo—la vi detenidamente y una idea cruzó por mi cabeza—¿En qué piensas?—

—Ahora vuelvo—salí corriendo de ahí, la vi mejor así que solo agarré el auto y me dirigí a donde quería llegar lo mas rápido posible.

Diana

No sé si muchos apoyan mi decisión, pero yo estoy feliz de por fin hacer realidad mis sueños, cuando el doctor me detectó esta enfermedad y dijo que el hecho de quedar embarazada sería un peligro y que lo mejor era declinar esa posibilidad es como si me hubieran dicho lo contrario y una fuerte obsesión por serlo se instaló en mi cabeza, pero es que así es el ser humano, nunca estamos conformes con lo que tenemos, si eres de cabello lacio quieres que sea rizado, si eres alta quieres ser mas bajita, si eres bajita quieres ser alta en fin siempre buscamos un pretexto para no estar conformes, en mi caso quería ser madre aún sabiendo que podría llegar a morir y parece que eso estaba pasando, sin embargo no me importaba, tener un hijo y con la mujer que amo es una bendición para mi.

Había pasado media hora desde que María José se fue, no sé a donde iría solo salió corriendo. A los pocos minutos se escuchó que abrieron la puerta pero nadie vino a la habitación, así que con cuidado me levanté y fui a ver de quién se trataba. Pero me llevé las manos a la boca al ver todo lo que había.

—¿Amor qué es esto?—pregunté sorprendida.

—Ven—tomó mi mano y me acercó a ella—Esto es por ser una guerrera, por amarme como me amas y porque contigo aprendí a no rendirme, a ser positiva, a amar sin medida, hay tantas cosas que quiero agradecerte Diana que no me alcanzarían los gracias por darte, es por eso que quiero pedirte—vi como se arrodilló y abrí mis ojos de par en par—Diana García Cáceres que te cases conmigo—mis lagrimas salieron—¿Qué dices? ¿Serías mi esposa Diana?—asentí varias veces, ella sonrió y me colocó el anillo, se puso de pie y me besó así como solo ella sabe hacerlo.

—Amarte es lo mejor que he hecho María José Garzón—dije acariciando su rostro.

—Eres la mejor mujer del mundo Diana, te amo con todo mi ser—me volvió a besar y luego detallé los globos que había puesto.

—Debemos casarnos ya, el parto se acerca y... —me quedé callada, no podía decir que posiblemente lo mismo que me quedaba de embarazo también me quedaba de vida, sé lo que le duele a María José pero tenía que ser egoísta y decirle que nos casaramos ya porque me quería ir siendo su esposa.

—No te preocupes, ya hablé con Gonzi y él tendrá listos los papeles para mañana, además de que todos nuestros amigos ya lo saben—sonreí por lo que hizo.

—Gracias amor—besé su mejilla y solo me abracé a ella sintiendo su calor y su aroma que para mi era lo mas deliciosos del mundo, aquel aroma fresco quería llevarlo impregnado en mi.



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