Capítulo 26.

2.1K 144 23
                                    

Poché

Me desperté muy temprano, pues tenía que ir a trabajar y quería prepararle el desayuno a Diana, me había quedado a dormir con ella y fue una de los mejores despertares, ella parecía un verdadero ángel a mi lado.

Estaba picando un poco de fruta cuando sentí que me abrazaron por atrás, pasó sus brazos por mi abdomen provocando una serie de emociones que hace mucho no sentía.

—Ey es mejor que no hagas eso—dije removiéndome un poco.

—¿No te gusta que te abrace?—preguntó con voz consentida.

—Me encanta pero si pasas tus manos así provocarás otras cosas en mí—ella se rió.

—¿Te doy ganas?—se acercó de una manera retadora.

—Muchas, pero aún no pasará nada—dije quitándome y guardando lo que ya no iba a utilizar.

—Quiero que tu seas mi primera vez María José, quiero ser tuya para siempre, quiero que seas la única que pueda tocarme—me susurró al oído y sin poder resistirme mi pene reaccionó provocando una gran erección.

—No puede ser—susurré.

—¿Qué pasa?—preguntó ella y cuando vio lo que intentaba cubrir se tapó la boca en sorpresa—Wow ahora entiendo porque molestaba Paco con eso, es enorme—

—Ya vengo voy al baño—intenté irme pero me detuvo.

—¿Y si te ayudo yo? Tengo claro que quiero hacerlo contigo ¿por qué no aprovechamos?—empezó un beso apasionado y aunque estuve a punto de seder fui mas fuerte y la detuve.

—Nnnnoo, hoy no sucederá, quiero que cuando tu y yo hagamos el amor las dos nos entreguemos al cien, quiero que tu primera vez sea especial Diana, quiero amarte y protegerte a la vez, ya después pues si quieres lo hacemos mas salvaje—

—Ay María José—dijo sonrojándose y escondiendo su rostro en mi cuello, ella acostumbra hacer eso y debo confesar que me gusta que lo haga ¿será que ya me estoy enamorando de ella? Me hace sentir muchas cosas su respiración en mi cuello—Te amo—mi corazón se aceleró al escuchar esas palabras.

—¿Qué?—pregunté en un susurro. Levantó su cara y me vio directo a los ojos.

—Que te amo, había querido decirlo antes pero no sabía como ibas a reaccionar pero ya no puedo negarlo más, Te amo María José Garzón, te amo y anhelo poder algún día escuchar esas palabras de ti—

—Créeme que lo estás logrando, y sé que muy pronto voy a corresponder a este amor tan lindo y puro que me afreces—nos vimos por unos segundos admirándonos y luego juntamos nuestros labios en un beso lento, suave que hasta este momento no sé cuando se me bajó la erección y solo me dediqué a besar a esta increíble mujer que tengo a mi lado.

Desayunamos entre risas, conversaciones, silencios a veces pero de esos silencios donde sabes que no es necesario decir más porque las miradas y la complicidad que se comparte bastan. Lamentablemente tuve que despedirme pues debía cumplir con mi deber.

Llegué al restaurante y ya Lina había llegado.

—Buenos días—saludé a todos.

—¿Puedo hablar contigo?—dijo ella y asentí.

—¿Has sabido algo de Abi?—le pregunté a Paco antes de ir con Lina.

—Está en México—

—¿En México? ¿Se fue sin despedirse?—pregunté confundida.

—Sí, ella esconde algo, creo que es esa relación que tiene y por algún motivo no quiere que tu y yo lo sepamos—me tenía preocupada esta situación.

Segunda Oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora