Capítulo V.

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Freen había decidido dar un paseo con su pequeños perros el sábado por la mañana. Se sentía frio, pero necesitaba pensar acerca de la decisión que había tomado la noche anterior.

Dejar el patinaje era una herida que aun se sentía fresca y se preguntaba que de todo aquello la convenció de aceptar. Becky le contó acerca de su abuela y de cómo no logró obtener aquello por lo que tanto se había esforzado, sí, al igual que ella. Pero también sentía que eso no había sido suficiente, ¿sería que sintió lastima por aquella chica? Se detuvo y presionó el tabique de su nariz al mismo tiempo que arrugaba su entrecejo y gruñía con una fuerte respiración. Se estaba arrepintiendo, pero su madre la había enseñado a cumplir con lo que comenzaba.

Para intentar relajarse dejó caer su cabeza hacia atrás y suspiró profundamente.

—Adelante, Freen —un hombre de mediana estatura, cabello blanco y piel color rosa la recibió en su consultorio —Escuché que tienes molestias en el tobillo. Sube en la camilla y apoya tu pie sin bota ni calcetín, por favor —el doctor se cambiaba sus anteojos por unos con mas aumento y se ponía unos guantes.

—Si, a veces me duele cuando me levanto de la cama y durante el día, deja de doler de ratos, pero la molestia ya ha durado mas de una semana —el hombre asintió.

—Si te duele o molesta, házmelo saber —le sonrió antes de poner toda su atención en su tobillo el cual a simple vista parecía sano y sin una cicatriz que indique que se haya lesionado.

El doctor en su labor de tener un diagnostico entrelazó sus dedos con los dedos del pie de la ex patinadora y con la otra mano sujetaba su tobillo. Freen puso gestos de dolor cuando su pie fue movido de arriba hacía abajo, de derecha a izquierda y girándolo en un sentido y luego en otro.

—Deténgase, por favor —dijo ella cuando ya no pudo soportar el dolor.

—Lo lamento, solo quería asegurarme —el medico palpó alrededor de todo el tobillo con menos brusquedad y frunció la boca como señal de que algo no andaba bien.

Freen intentaba descifrar si iba a tener malas noticias.

—Tendrás que realizarte una radiografías, no quiero precipitarme, pero creo que ese tobillo no sanó correctamente —dijo mientras se quitaba los guantes y caminaba a su escritorio. Freen se ponía su calzado —Tendrás que usar una tobillera para tener mejor soporte y te daré unos antiinflamatorios. También agendaré tu cita para las radiografías y en cuanto las tengas ponte en contacto con mi asistente para que te agende de nuevo conmigo y revisarlas. No olvides que no puedes cargar cosas pesadas e intenta no estar de pie tanto tiempo.

—Bien, odio cada palabra que ha dicho, pero lo haré —dijo la tailandesa casi entre dientes tomando la nota y la receta que el médico le tendía.

Freen salió de ahí intentando no cojear, pero no había tenido mucho éxito.

—Aquí tenemos la estación de limpieza, cada que alguien tira su bebida o alimentos, tomas lo necesario de aquí y se debe asear de inmediato para evitar que empeore o que haya accidentes. Deberás usar siempre el uniforme en horario laboral y tu cabello deberá estar sujeto, la higiene es primordial para Freen así que entenderás a que me refiero —Becky escuchaba atentamente a Noey quien le instruía cada detalle sobre su nuevo empleo —Te iré enseñando a usar los dispensadores de cerveza y algunas otras cosas, todos deben aprender —la chica sintió —Freen me dijo que estaría como mesera los fines de semana que es cuando tenemos el cupo máximo.

—Sí, me ayudará a entrenar entre semana por las tardes y los fines de semana entrenaremos por la mañana —dijo sonriendo de manera que sus ojos casi se cerraron, pero no dejaban de mostrar cuanto brillaban por su emoción. Noey la miró sin aliento por unos segundos hasta que vio a su amiga y jefa entrar al bar.

Patinando sobre el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora