Capítulo XXI.

1.7K 142 19
                                    

—Buenos días, cielo. ¿Qué tal te fue corriendo esta mañana? —el padre de Becky bajaba las escaleras cuando vio a la patinadora entrar en la casa con cuidado de no hacer mucho ruido pues su mamá y su hermano seguían durmiendo.

—Bien, papi. Creo que después de una semana por fin me estoy acostumbrando, aunque siento que cada vez hace más frío.

—¿Segura de que no preferirías que pongamos una caminadora en la cochera? —preguntó él mientras caminaban a la cocina —No quiero que te resfríes.

—De verdad, papá. Me gusta ver el amanecer cuando corro de regreso —sonrió sirviendo un poco de agua mientras su padre se servía café.

—Solo cuídate, por favor. Además, según recuerdo, Freen dijo que la última etapa de las eliminatorias será en un mes y medio y eso me lo dijo hace una semana —Becky asintió mientras bebía de su vaso —Por cierto, ¿cómo ha estado?

—Está bien. Llegó una nueva gerente al bar y ha estado capacitándola, además de que está trabajando en unas nuevas promociones y menú de temporada.

—Y con los días tan ocupados que han tenido, ¿han podido verse? —la inglesa miraba el vaso con el que jugaba entre sus manos y negó.

—Esperaba verla durante los entrenamientos, pero no se ha podido.

—Recuerdo cuando tu madre y yo comenzamos a salir —el hombre suspiró —A veces pasábamos semanas sin vernos cuando yo tenía que regresar a Londres y la extrañaba terriblemente —Becky lo miró con ternura —Lo bueno es que encontré la solución para nunca extrañarla de esa manera.

—¿Cuál fue tu solución?

—Casarme con ella y llevármela a Londres —Frank sonrió con orgullo.

—Papá, esa no me parece una solución para nosotras <<al menos no por ahora>> —pensó haciendo que su mejillas se tornaran de un rosa intenso y él solo atinó a reír.

—No lo estaba insinuando en lo absoluto, aun eres una pequeña y no aprobaría que te casaras a esta edad. Aunque no te mentiré —la mirada que Becky le dio a su padre reflejaba cierta preocupación por un probable rechazo hacia su noviazgo —Me alegra que hayas conocido a Freen y que estén juntas. Creo que realmente nunca hablamos del hecho de que estés con una mujer, lo cual nunca imaginé y te aseguro que no me molesta pero eso me hace pensar en que tal vez me perdí algunos años valiosos de tu vida en los que te estabas descubriendo a ti misma y tengo de admitir que me entristece pensar que quizá me llegaste a necesitar —la inglesa vio como su padre bajaba la mirada para limpiarse una lágrima —Quiero que sepas que estoy en toda la disposición de ser un mejor padre para ti, de apoyarte, de escucharte y de guiarte. Me hace muy feliz saber que encontraste a una persona que te quiere y que te cuida. Es lo que siempre pedí, desde la primera vez que te vi en los brazos de tu mami —las lágrimas de ambos dejaron de ser discretas ante cada palabra que salía de ese hombre que nunca había abierto su corazón de esa forma ante su hija.

—Papi —se acercó hasta abrazarlo con toda la fuerza que sus brazos le permitían —Te amo. Soy tan afortunada de tenerte como papá.

—También te amo, mi pequeña.

Becky no sabía que necesitaba escuchar esas palabras del hombre que siempre tenía un carácter fuerte y rígido. Claro que, sí había escuchado palabras de cariño de su parte, pero nunca con la sinceridad de esa mañana. Quizá al fin se estaba cerrando una brecha que durante años el patinaje se encargó de mantener ahí, entre ambos. Tal vez la decisión que estaba comenzando a tomar forma en su mente terminaría de cerrarla.

Las palabras de Frank estaban constantemente en su cabeza mientras patinaba rumbo a la pista lista para dar su mejor esfuerzo como se había prometido porque estaba consciente de como su habilidad para el patinaje se veía afectado a medida que sus dudas crecían respecto a la visión que toda la vida tuvo sobre su abuela.

Patinando sobre el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora