Capítulo XXIV.

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—Me gustaría brindar por Becky y Heng —Frank se puso de pie y alzó su copa —Sé que aún falta la prueba más difícil, pero estos jóvenes nos han demostrado que con dedicación y perseverancia los objetivos se pueden cumplir hasta llegar muy lejos. Salud por ellos —el tintineo de las copas se escuchó por todo el restaurante.

—Gracias papi —le murmuró Becky.

—Estoy muy orgulloso de ti, cielo —su padre le besó la frente y se sonrieron antes de volver a la conversación con los demás en la mesa.

Para ese domingo por la noche con pocas horas de haber regresado de Los Ángeles, Heng y Becky oficialmente serían competidores olímpicos por lo cual el padre de Becky decidió invitar a todos a celebrar.

En cuanto se hizo el anuncio, Destiny's y la casa de los Armstrong se llenaron de emoción y alegría. El teléfono de Becky se inundó de felicitaciones por parte de su familia e incluso amigos que dejó en Londres. Compañeros patinadores y sus entrenadores tampoco se quedaron atrás dándole sus mejores deseos a la pareja.

—¿Qué haces aquí afuera? —Freen encontró a Becky sentada junto a la fuente en el jardín del restaurante.

—Necesitaba algo de tranquilidad —los dedos de la inglesa se sumergieron en la fuente sintiendo de inmediato el frio del agua —Amo la efusividad de todos, pero estoy agotada. Ayer fue un día estresante y creo que mi energía se agotó por ahora —su novia se sentó a su lado y la hizo apoyarse en ella notando su cansancio en cuanto sus cuerpos hicieron contacto.

—Entremos a despedirnos y te llevaré a casa, además está haciendo frio aquí afuera, no quiero que te enfermes.

—Quiero quedarme contigo esta noche, ¿puedo? —Freen no pudo resistirse a la dulce mirada de su princesa y antes de responder la besó con ternura.

—Claro que puedes.

La casa de Freen se sentía cálida y la presencia de los canes siempre le deba un toque especial, sobre todo porque ya recibían a Becky tan alegremente como lo hacían con la tailandesa.

De la mano de la mayor llegaron a la habitación. La inglesa veía a su novia levantar las cobijas y seguido la hizo sentarse en la cama para ayudarle a quitarse el vestido y sus tacones.

El cuerpo de Becky se sentía pesado y la frescura de la tela debajo de ella le causaba gran satisfacción.

Una vez habiéndole puesto la pijama, le ayudó a desmaquillarse con unas pequeñas toallitas húmedas y con un ultimo esfuerzo la menor fue hasta el baño para cepillarse los dientes.

—Listo, ahora a dormir —Freen le dejó un par de besos en sus labios y mejillas después de arroparla.

—¿No dormirás conmigo? —la inglesa sujetaba la mano de su novia con aflicción.

—Solo haré una llamada y en cuento termine vendré a abrazarte —le regaló una sonrisa y un último beso antes de salir de la habitación.

Freen se sentó en el sofá y buscó un contacto de su lista y pulsó en "marcar".

—Hola, mamá.

Hola, hija, ¿cómo estás? —la voz de Nun denotaba emoción de escuchar a su pequeña.

—Estoy muy bien, algo cansada pero bien —Lukpear saltó al sofá para sentarse junto a Freen.

He visto en televisión que tu novia logró pasar la clasificatoria.

Quizá en general no solían hablar mucho madre e hija, pero Nun siempre le demostraba a su hija cuanto la apoyaba con gestos tan sutiles como ese.

—Si, mamá. Se ha esforzado mucho para ello. Billy es buen entrenador y los ayuda a mejorar día a día.

Patinando sobre el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora