Capítulo XIV.

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La alarma de Becky sonó incluso antes de que el sol saliera. Aunque no solía despertarse tan temprano y menos un sábado, ese día en especifico se sentía especial y emocionante.

Después de preparar su bolso y bajar a la cocina a desayunar, Becky se encontraba esperando impaciente a que el mensaje de Freen apareciera en la pantalla de su teléfono.

Eran las siete en punto cuando por fin recibió el tan esperado mensaje. Salió corriendo sin siquiera abrir la notificación y se encontró a la tailandesa junto a la puerta del copiloto.

—Buenos días —dijo Freen tímida. Eso a Becky le pareció tierno.

—Buenos días —dudó mientras respondía, pero finalmente decidió dejar un beso en la mejilla de la mayor, una mejilla que se tornó rojiza.

—Emm...vamos, los chicos ya nos esperan.

En el recorrido, Becky notó que Freen la miraba de reojo con una pequeña sonrisa que estaba segura no había visto antes. Parecía que la mayor estaba nerviosa, o al menos esa fue la impresión que tenía.

—¿Estas bien? —preguntó Billy a su amiga mientras los patinadores practicaban una secuencia de saltos repetidamente.

—Sí —el chico asintió y volvió la vista a Becky y a Heng —Bueno... —Billy volvió a mirar a la entrenadora confundido —Invité a Becky a...creo que una cita, bueno, creo que eso es, yo quiero que lo sea, pero no sé si ella quiera y...

El tailandés la tomó por los brazos y la sacudió —Tranquilízate —dijo él sacudiéndola un poco —La invitaste a salir, ¿qué pasa con ello? —Freen respiró profundo.

—Es que hace días le dije que no podíamos tener una relación mas intima y ahora la estoy invitando a salir. Me siento un poco mal de no poder cumplí con mis propias reglas —suspiró y fijó su mirada en Becky —Pero es que no puedo estar lejos de ella. No sé qué es, pero solo pienso en ella —en su mente enlistó todo aquello que le gustaba. Su suave cabello, su sonrisa y en como sus ojos se cierran cuando sonríe, los hoyuelos en sus mejillas, lo tersa que es su piel, su dulce aroma, el sonido de su voz y de su risa, el brillo de sus ojos, su forma de andar, la manera en que arruga su frente cuando está concentrada y un fin de aspectos mas —Creo que estoy enamorada de Becky —Billy sonrió con satisfacción al ver como Freen sonreía reflejando su cariño a la chica.

—Al menos te diste cuenta de algo que todos ya sabemos —el entrecejo de la tailandesa se arrugó al ver a su amigo —Por favor, la burbuja que se hace cuando están una junto a la otra es demasiado notoria. Tienen una conexión tan especial y única que me alegro de que alguien como tu lo esté experimentando. Te lo mereces después de unos años difíciles —de nuevo ese tono de voz cargado de culpa inundó los oídos de Freen.

—Billy, por favor, deja de castigarte por lo que sucedió —se formó un tenso silencio —Becky una vez me dijo qué tal vez era algo que tenía que suceder para que ella y yo nos conociéramos y pienso en que tiene razón. No creo que fuese coincidencia que ambas termináramos en una ciudad tan pequeña lejos de donde nacimos. De hecho, últimamente me he preguntado que habría sido de mi si hubiésemos ganado ese día —vio que los ojos se su amigo estaban llorosos y lo abrazó —No me imagino nada mejor que esto. Quizá me gustaría que mamá estuviese mas cerca o que tu te quedaras después de que los chicos ganen, pero aun así creo que estoy viviendo el mejor momento de mi vida.

—No sabes cuanto deseaba volver a escucharte hablar así de la vida. Eres una de las mejores personas que conozco, Freen y de verdad sufrí viéndote encerrada bajo esa dura coraza. Te mereces tantas cosas buenas en este caótico mundo y me alegra que hayas encontrado a Becky. Sé que ella puede ser tu complemento, no desaproveches esta oportunidad. Estoy seguro de que preferirías esperar a que ella cumpla esta meta y que ponga todo de si para conseguir esa medalla, pero creo que ambos lo lograrán sin importar nada. Te quiero amiga y quiero que seas feliz.

Patinando sobre el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora