La respiración de Heng y Becky era pesada, los pulmones quemaban por la falta de aire y el frío del ambiente. Las piernas ya no podían responder y los brazos del patinador ni siquiera podían ser elevados más allá de su cadera.
—¡Excelente! —Freen y Billy se deslizaron hacia ellos —Lograron ejecutar toda la rutina. Tengo unas cuantas observaciones, pero lo hicieron muy bien. Descansen un rato. Necesitamos continuar.
Freen tomó el brazo de su novia y lo pasó por sus hombros. Le era difícil mover cualquier musculo.
Al pisar fuera del hielo, Rebecca se sentó en la primera banca que pudo alcanzar.
Con ayuda de la tailandesa se quitó sus patines y ésta enseguida revisó sus pies para verificar que sus pies no estuviesen más lastimados.
—Hace dos días que me curaste y ya estoy mejor. Los patines ya no me molestan igual. Ahora solo me duelen las piernas ¿podrías ponerme algo de ungüento? —Freen asintió sonriendo por las mejillas infladas de su novia.
—Pero debemos ir a los vestidores.
Después de al menos media hora los patinadores regresaron a la pista dispuestos a escuchar las observaciones de su entrenador quien en medio de la pista hacía ciertos movimientos explicándole a los chicos la manera correcta de hacerlos.
—Hola, Sarocha —la joven ni siquiera necesitó voltear a ver a la persona de aquella voz pues sabía perfectamente a quien pertenecía.
—Caroline, creo que te equivocaste de camino, California queda lejos de aquí —sus brazos cruzados a la altura de su pecho reflejaban lo poco que le interesaba comenzar una conversación con aquella mujer pelirroja que rondaba los cuarenta años.
—No querida, no me equivoqué —por fin la tailandesa miró de reojo intentando descifrar el motivo de su visita, aunque sabía bien a que se debía su presencia —Escuché que la chica no tiene un mánager.
—Lo tiene así que lamento que tu viaje haya sido en vano —de nuevo enfocó su atención a los patinadores que parecían ajenos a su "conversación" con la pelirroja.
—Sarocha, no puedes permitir que la niña esté a punto de ir a una importante competencia sin un equipo adecuado. Billy y tu no son precisamente lo mejor que ella merezca.
—No es una niña —atinó a decir con el creciente enojo en su pecho a lo que la mujer sonrió al darse cuenta de lo importante que Becky era para Freen.
—Tiene mucho talento y hay muchos lentes apuntando a ella —ambas observaban a la inglesa quien sonreía y daba pequeños saltos de emoción por haber logrado el salto que Billy le enseñaba.
—Los alemanes competirán de nuevo. Ya están dentro y si estos chicos no tienen buenos entrenadores no tendrán oportunidad más que tal vez el bronce —la voz tan altanera de la mujer buscaba provocar a Freen con la intención de que incitara a la menor a aceptarla como representante.
—¿Se hartaron de ti y por eso buscas a alguien más?
—Ellos ganaron el oro, no me necesitan más. Ahora mi hija se encarga de representarlos. Yo solo quiero que ésta ni... que esta chica gane. Estoy segura de que ni siquiera patinas bien como para entrenarla. Espera, ni siquiera eres entrenadora así que no puedes ofrecerle mas que a un chico frustrado que renunció a patinar para ser entrenador —Freen giró su cuerpo para quedar de frente a ella. Sus cejas casi podían tocarse entre si de lo furiosa que estaba.
—Ella toma sus decisiones y una de ellas fue pedirme que la apoyara así que eso es lo que haré de todas las formas que me sean posibles.
—Vamos, es linda, carismática y con talento. No tiene nada que hacer aquí. Deja que yo la pula hasta sacarle el máximo brillo. Sabes que eso lo mejor que sé hacer. Si me hubieses escuchado en cuanto llegaste a este país podrías haber logrado ese salto sin ningún problema.
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Patinando sobre el destino
FanfictionLos accidentes pasan, las ganas de ser la mejor en lo que te gusta existen, pero ¿qué pasa cuando ambas cosas se unen? Freen, una ex patinadora artística de alto rendimiento sobre hielo y Becky, una chica que sueña en grande estarán envueltas en un...