Emil
Tengo más de dos horas sentado en el borde de la cama, mirando hacia un punto en específico del cuarto, diciéndome que es mejor que no vaya. Podría enviarle un mensaje a León y mi madre para poner cualquier excusa. Además, estoy seguro de que ellos esperan que no asista.
Hay un montón de ropa esparcida por todos lados como muestra de mi indecisión. Al final, he optado por una camisa negra con pantalones del mismo color. Me levanto, doblo las mangas hasta los codos y dejo los primeros botones abiertos.
Camino hacia los cajones del armario y saco algunos anillos y cadenas. Me los pongo despacio, perdido en mis pensamientos y dándole vueltas a lo que pasará más tarde.
Lo peor es que Susan no irá conmigo. Ayer me llamó y dijo que tiene mucho trabajo acumulado. La entiendo, pero necesito el apoyo moral de alguien.
Suspiro profundo ante el sonido que proviene de mi teléfono. Sé que es mamá, porque se ha pasado el día entero llamando para decirme que espera verme en la casa de León. Ella me envió la ubicación, e incluso me sugirió cómo ir vestido.
Agarro el celular y le mando un mensaje donde le informo que ya voy a salir. Lo bloqueo y guardo en el bolsillo de mi pantalón. Me echo perfume y verifico que todo está en orden por última vez. Cargo el peluche enorme antes de salir de casa.
El trayecto es mucho más rápido de lo que deseo. El residencial donde vive León es exclusivo, las casas son grandes y cerradas.
Lo veo haciéndome señas a lo lejos, frente a una de portón dorado, y conduzco hacia él.
—Hermano —dice emocionado al momento en que salgo de la camioneta con el peluche a rastras.
León me abraza con fuerza mientras expresa cuánto me ha extrañado y lo feliz que lo hace el que yo haya venido.
—¿Hay mucha gente? —pregunto cuando me suelta, esto provoca que él ría.
—Sí, la fiesta comenzó hace media hora.
El corazón me empieza a latir con tanta fuerza que creo sufriré de un ataque. Es cuestión de minutos para que nos veamos.
—Quita esa cara, Emil, todo estará bien.
Me guía hacia la entrada, un porche bien cuidado con arbusto y flores. La música infantil y la algarabía de niños se escuchan desde acá.
La casa parece una mansión por dentro, puedo apreciar los lujos a pesar de la decoración de princesas y los regalos que hay amontonados sobre los sofás.
—¡Emil, viniste! —exclama Gala, quien se acerca a pasos lentos.
Me fijo en su abultado vientre, da la sensación de que explotará en cualquier momento.
—Es bueno verte de nuevo —digo con sinceridad al momento en que nos abrazamos.
Hay pocas personas en el el salón, caras desconocidas, e imagino que son parte de los invitados y familiares de Gala. Vislumbro a mi madre correr detrás de una pequeña niña de rizos rojos abundantes y una risa cantarina.
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Eres tú 2 © [Saga Tú: Libro 4] (Completa)
Lãng mạnDespués de una dolorosa ruptura, Leah y Emil toman caminos diferentes para rehacer sus vidas. Él debe enfrentarse a los demonios que quieren dominarlo mientras trata de enterrar los sentimientos, pero un reencuentro con ella pondrá en peligro su re...