Los nervios me tienen temblando, la tijera se mueve entre mis dedos y no puedo dejar de sonreír. La algarabía de mis familiares y amigos me incitan a que corte el listón.
Con ojos nublados, miro hacia atrás y visualizo a Emil agarrado de manos con Elliot. La dicha y orgullo que se refleja en su semblante me llena de satisfacción y plenitud.
—¡Felicidades! —vocifera Gala al momento en que abro la puerta del local.
Mi tienda, justo como había soñado.
Nos costó años lograr reunir el dinero para esto, pues Emil y yo nos enfocamos en ahorrar e invertir en sus pinturas.
Un paso a la vez.
Eso le permitió viajar como un artista profesional y ahora es un pintor muy codiciado, incluso tiene su propia galería de arte.
Yo seguía de manera virtual, trabajaba de a poco porque estaba estudiando.
Me gradué de psicología.
Y fue un logro tan grande que Emil me llevó a París por primera vez. Fue su regalo.
Salgo de mis pensamientos debido a los abrazos y palmadas que recibo. Con una sonrisa tonta en los labios, agradezco a todos y les muestro el lugar.
Es un negocio grande, tanto así que contratamos varias cajeras y mensajeros. Las mercancías son preciosas, los rincones decorados con plantas y mi símbolo favorito.
El kintsugi.
No solo lo llevo en mi corazón por siempre, porque Emil se encargó de mostrarme ese bello arte, y me sentí especial y conmovida por todo lo que vio en mí desde que me conoció. También está en mi piel y en el logo de mi tienda.
—Estás radiante, bellísima —susurra en mi oído, lo que provoca que la piel se me erice—. No sabes lo orgulloso que estoy de ti.
Me giro y hacemos contacto visual.
Emil sonríe de una manera deslumbrante, tiene las manos dentro de los bolsillos de su pantalón y me mira con tanta intensidad que me estremezco.
—Gracias, amor —digo y él acorta la distancia.
—Ven conmigo —pide y me toma de una mano.
Caminamos hacia mi oficina, pero nos detenemos varias veces para saludar a algunas personas.
—¡Gael, vuelve aquí! Voy a hablar con mi papá —vocifera Lili, quien corre detrás de su hermano.
Su larga cabellera rojiza y ondulada es lo que más resalta, ya que es bajita en comparación con Gael. Este se carcajea con malicia, nos mira de reojo y se pierde con una rapidez casi inhumana.
—Niños...
—Déjalos, Leah.
—Es que él debió hacer algo malo —alego con preocupación.
Gael es un niño travieso, problemático. Busca la manera de salirse con la suya a como dé lugar.
—Que León lo resuelva —dice Emil mientras me hala por el brazo.
Una vez dentro de la oficina, él abre una botella de champán y echa su contenido en dos copas.
—Felicidades, amor.
Chocamos los cristales, después le damos un sorbo al mismo tiempo sin dejar de mirarnos.
—Gracias, no puedo creer que sea real.
—Lo es, Leah. Aún nos queda muchísimo trabajo y noches sin dormir, pero estamos cumpliendo nuestros sueños.
Me quita la copa de la mano y la deja sobre el escritorio junto con la suya. Emil acorta la distancia, me acaricia el rostro y me mira con tanta vehemencia que mueve algo dentro de mí.
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Eres tú 2 © [Saga Tú: Libro 4] (Completa)
RomanceDespués de una dolorosa ruptura, Leah y Emil toman caminos diferentes para rehacer sus vidas. Él debe enfrentarse a los demonios que quieren dominarlo mientras trata de enterrar los sentimientos, pero un reencuentro con ella pondrá en peligro su re...