Capítulo 19

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Leah

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Leah

—No te esperaba, qué grata sorpresa.

Joan se recuesta en el sillón mientras me recorre con la mirada.

—Deja de fingir, ¿por qué te metes con alguien que no te ha hecho nada?

—¿En serio, Leah?

Se endereza y me hace señas para que me siente frente a él. Obedezco, tratando de moderar la molestia que siento para no atacarlo ni decirle todas sus verdades.

—Retira la denuncia contra Emil.

—Ah, es por eso que viniste a verme.

—Le arruinaste la exposición...

Hago silencio ante la tristeza que me produce esto. Yo sé lo mucho que Emil ha trabajado para lograr esa oportunidad y lo mal que debe estar ahora mismo. Él no se lo merecía.

Han pasado cinco días desde que lo apresaron y estoy desesperada. Por eso vine, necesito hacer lo que esté en mis manos para que sea liberado.

—Tu novio me había agredido, Leah. No lo tomé en cuenta hasta que fue a mi oficina y me amenazó.

—Emil no es mi novio —digo deprisa—.Tú lo provocaste, los dos se molieron a golpe aquella vez.

—Tengo testigos —alega despreocupado—. Además, me enteré de que es reincidente.

—¿De qué hablas?

—Hace unos años lo detuvieron por agresión y porque estaba en medio de unas actividades ilícitas.

Me quedo boquiabierta ante lo que ha dicho, y a la mente me viene cuando Emil fue a golpear a Max con su hermano. Él fue involucrado por estar en un sitio donde se practicaban peleas de perros.

—Te estás aprovechando de la situación, Joan.

—Solo hago cumplir la justicia. —Sonríe con suficiencia—. Alguien debe bajarle los humos a ese tipo.

—Emil está enfermo —digo con la voz entrecortada—. Él necesita llevar su tratamiento y no someterse a presiones de esa índole.

—Vaya, y yo que pagué para que le dieran una lección.

—¡Eres un maldito! —grito al tiempo que me levanto de la silla y acorto la distancia entre los dos.

Joan también se pone de pie.

—Mírate, Leah, ¿vas a llorar por ese hombre? ¿Tanto lo amas?

—La palabra «amor» se queda corta para lo que siento por Emil.

El rostro de Joan se desfigura en una mueca que denota dolor, pero solo es por un segundo porque sus facciones se endurecen y me mira con arrogancia.

—Vete de mi casa —pide mientras se sienta de nuevo—. Ten por seguro que haré lo que sea necesario para hundirlo.

Eres tú 2 © [Saga Tú: Libro 4] (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora