Angelina
Llevaba toda la semana hablando por mensaje con Samu sobre qué bromas podríamos hacer. A veces, cuando tenía que entregarle un reporte en su oficina, también bromeábamos. Era un alivio que nos lleváramos tan bien. Cuando lo vi por primera vez, pensé que sería muy incómodo hablarle por lo que había pasado hace años entre nosotros, pero no lo era para nada. Podía hablarle con total libertad de cualquier tema. Habíamos congeniado muy rápido y me agradaba salir de mi rutina al bromear con él, así que esperaba que fuéramos buenos amigos.
—Me pone incómodo que estés tan cerca de Samuel.—Comentó Zack, dejando su celular a un lado, mientras desayunábamos juntos en casa. Como era jueves, tenía el día libre.
—¿Por qué? ¿Sabes que no pasaría nada entre nosotros, no?
—Lo sé. Sos demasiado buena como para siquiera pensar en serme infiel.—Me sonrió con algo de ternura.—Pero ese chico es demasiado obvio sobre lo que siente por vos. Siempre que viene a la sala principal, sus ojos te buscan a vos, antes que a cualquier otra persona.
—No me había dado cuenta.
—También te hace reír demasiado. ¿No has escuchado el dicho: "donde entra la risa, entra la longaniza"?
—No me había parecido que esas fueran sus intenciones, pero tendré cuidado. Sería muy incómodo que se hiciera una idea equivocada sobre nuestra amistad.
Se inclinó para darme un beso en los labios.
—¿Te había dicho que sos una novia increíble? Siempre tienes en cuenta lo que me molesta.
—Lo sé, soy asombrosa.—Bromeé.
(...)
La mañana había estado ajetreada. Recién eran las doce y ya estaba medio muerta.
—Tienes suerte de salir temprano hoy.—Le comenté a Ema. Estábamos comiendo algo juntas en la sala de descanso.
—Si, es verdad. Pobre vos, Angie, algo me dice que saldrás más tarde de lo normal.
—Ojalá que no.—Hice una mueca.—¿Podés creer que Zack está celoso de Samuel?
—Es entendible. El jefe es demasiado atractivo y tenés una historia con él.
Le había contado lo que sucedió hace siete años.
Charlamos un rato al respecto, hasta que Ema se retiró de la oficina.
Miré la hora. ¡Todavía me quedaban cinco horas!
Poniéndome las pilas esperando poder salir un rato antes, me dediqué a hacer lo que me quedaba pendiente con rapidez. Dos horas después, sin haberme tomado un descanso, pude terminar. Le pregunté a Yesi si podía retirarme un rato antes, que ya había terminado todo y me dijo que sí podía. Después de todo, ya no había motivo para que me quedara.
Por poco cabeceé esperando al ascensor. Sentía mi cuerpo algo incómodo y un ardor en mi garganta; esperaba solo estar muy cansada y no estar enfermándome. Me despabilé al ver a Samuel dirigiéndose hacia mi dirección para tomarse el elevador.
—¿Ya te vas?
—Si.—Sonreí contenta de irme más temprano.—¡Hace mucho no salía tan temprano un jueves!
—Qué lindo.—Comentó, mientras nos tomábamos el ascensor.
—¿Vos también te vas?
—Tengo que ir a una reunión.
—Oh, ya veo.
Nos quedamos en silencio por un par de segundos, hasta que Samu se acercó un paso hacia mi.
—Deberíamos salir a tomar algo para ponernos al día. Han pasado muchos años sin vernos.
—Está bien, seguro que a Zack también le gustaría ir.—Aclaré, recordando la conversación que habíamos tenido en la mañana.
—Eso espero.
Ya casi llegábamos al estacionamiento.
—Él me dijo algo muy gracioso.—Lo miré de reojo.—Me dijo que era obvio que sentías cosas por mí. Es una tontería.
Las puertas del ascensor se abrieron, a lo que salimos. Yo lo hice primero y el pelicastaño detrás de mí. Me di la vuelta extrañada al no recibir una respuesta de su parte.
Desvió la mirada algo incómodo por un segundo antes de volverla a posar sobre mí. ¿Acaso...?
—Él tiene razón.
Sus palabras me dejaron sorprendida. Incluso llevé mi mano a mi boca.
—¿Qué...? No tiene sentido. Nos hemos visto por primera vez hace una semana, después de siete años.
Sonrió ladinamente antes de responderme.
—La lógica no funciona cuando se trata sobre lo que siento por vos, Lina. La verdad es que creía haber superado lo nuestro, pero cuando te volví a ver, me quedó más que claro que estaba muy equivocado. Aunque hayan pasado siete años, seguís siendo la única en mi corazón. En todo estos años, ninguna mujer me ha hecho sentir lo mismo que vos con tan solo mirarme, sonreírme y al decir mi nombre.
Recién reaccioné cuando caminó hacia mi, mientras seguía hablando. Al darme cuenta de que se estaba acercando a mí, levanté mis manos poniéndola en el medio de ambos para mantener nuestra distancia. Como resultado, él se detuvo en seco.
—¿Por qué me estás diciendo todo esto?—Pregunté avergonzada.—Sabes que no estoy disponible.
—Sé que vas en serio con Zack y que esperas casarte con él pronto, pero sabía que si no te lo decía, me arrepentiría el resto de mi vida por no intentarlo.
—Pensé que podíamos ser amigos, pero ahora veo que no. Es mejor que solo seamos compañeros de trabajo y ya.
—No hace falta llegar a tal extremo. Me gustaría ser tu amigo, hacer bromas y esas cosas. Quiero pasar tiempo con vos.
—No quiero problemas innecesarios en mi relación, así que no.
Al verlo a la cara, consideré que estaba siendo demasiado dura con él. Sin embargo, quería terminar cuanto antes con esta conversación que me había puesto tan nerviosa y acalorada.
—Entiendo.
Se instauró un silencio incómodo entre ambos, a lo que di por concluido el tema.
—Nos vemos.
—Hasta mañana.
Subí a mi auto y me fui del lugar, sin buscar a Samuel con la mirada luego de haber terminado nuestra conversación.
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bromas y amores dulces
RomanceDespués de siete años, Angie y Samuel se reencuentran inesperadamente y deciden hacerles bromas a sus compañeros de oficina para pasar el rato. Un primer amor, luego de tanto tiempo ¿será capaz de volver o quizás nunca había desaparecido?