Angelina
Tenía razón. La última pista fue más difícil de sacar, tanto que le tuve que pedir una ayudita a Samuel. Luego de pensarla por un par de minutos, ya me encontraba frente a un restaurante. No estaba segura de si era o no.
Primero, pertenecía al único hotel de cinco estrellas de toda la ciudad. Solo lo había visto de pasada cuando iba caminando al parque y desde el parque a mi casa. Solía comentar lo mucho que me gustaría comer en él cuando Samuel me acompañaba, cuando éramos más jóvenes. Segundo, ¡era carísimo! Todavía no me animaba a entrar y lo lujoso que era desde afuera me dejaba boquiabierta.
Nunca había podido darme el lujo de cenar en este restaurante.
Una vez entré, me recibió un empleado del lugar. Estaba muy bien vestido.
—Buen día, ¿viene con reservación?—Había mirado hacia todos lados y no veía a mi chico por ningún lado.
—Creo que sí.
—¿A nombre de quién?
—¿Samuel, puede ser?—Buscó en la lista.—Lina o Angelina, también puede ser.
—Si.—Parece que encontró la reservación en la lista.—Acompáñeme, señorita.
Miraba a todos lados como una niña conociendo algo completamente nuevo. Samuel realmente me había invitado a un lugar muy increíble.
Fuimos a un lugar más apartado. ¡A un lugar vip! Donde sea que mirara, rebosaba todo de glamour, lujo y elegancia.
Abrió una puerta.
—Que disfrute su velada.
Tras decirme aquello, se fue. Entré a la sala privada. Era un lugar bastante acogedor y tenía un enorme ventanal que daba hacia el exterior, por lo que se podía apreciar la ciudad entera desde acá. En el medio, había una mesa que tenía unas rosas en el medio de la misma; no había visto otra mesa con flores.
—Felicidades.—Sonrió Samuel divertido. Estaba de pie, al lado de la pared de vidrio.—Llegaste al final.
—¡Este lugar es increíble!—Exclamé, lo que hizo que me mirara con dulzura.—No me lo esperaba para nada.
—¿En serio?
Con una sonrisa cargada de felicidad, me acerqué a él.
—¡Me encanta! Las notas y todo lo que decían hicieron que casi explotara de ternura. Tenía un montón de expectativas sobre la sorpresa de la que hablabas ayer, y las superaste todas.
Samuel era muy detallista.
—Me alegro de que te haya...—Lo interrumpí al abrazarlo y al mismo tiempo, estampando mis labios con los suyos. No podía aguantar más.
No tardó en corresponder mi beso y rodear mi cintura con sus brazos, en un muy cálido abrazo. Besarlo era como tocar el cielo y un gran alivio; no tenía idea de que la tensión de besarlo haya sido tan grande hasta que lo hice casi sin pensar.
El segundo beso lo inició él y fue un poco más intenso. También me atrajo más hacia él. Cuando se separó, mordió mi labio inferior juguetón, dejándome toda sonrojada y algo acalorada. Samuel estaba en su faceta de tomar la iniciativa; aquella que había conocido cuando me acorraló y me besó meses atrás.
—Te amo, Lina.—Depositó un tierno beso en la comisura de mis labios.
—También te amo, Samu.—Confesé con una sonrisa estúpida. Él también sonrió, juntando nuestras frentes en un acto tierno. No quería separarme de él y parecía que era mutuo, porque sentía que cada vez me pegaba más contra su cuerpo.
—No tienes idea de lo feliz que me hace escucharte decir eso.
—Si me hago una idea.—No me resistí a tenerlo tan cerca y le di un besito corto.—Porque me pasa lo mismo cuando me lo dices.
Me llenó de besos por unos largos minutos, sin soltarme en ningún momento.
—Lina.—Murmuró mi nombre, creando un ambiente todavía más íntimo.—Quiero pasar mi vida entera a tu lado. Siempre has sido vos, y nadie más.
—Nunca he conectado tanto con otra persona. Me pasaba lo mismo cuando éramos adolescentes.—Sonreí con ternura al recordar viejos tiempos.—No me imagino una vida en la que vos no estés, Samu. ¡Qué bueno que nos volvimos a encontrar!
Me besó con tanto amor que podría derretirme en sus firmes brazos. Me había dejado embobada y completamente absorta.
—Lina.—Volvió a murmurar mi nombre. Relamió su labio inferior, algo nervioso.
—¿Uhm?
—¿Quieres estar en una relación conmigo?
Mi sonrisa se ensanchó aún más.
—Si, si quiero.
Nos volvimos a besar de manera tierna. Hace muchísimo tiempo que no me sentía tan feliz como me sentía ahora.
También quería pasar toda mi vida con él.
Nos llenamos de promesas y besos bajo la luz de la luna, dignas de una pareja perdidamente enamorada.
Al rato nos sentamos a cenar. Era una lástima que no fuera biológicamente posible comerme a besos a Samuel. Los precios por poco me espantan cuando los leí, pero mi acompañante insistió en que eligiera lo que quiera.
Fue una velada muy romántica, cargadas de un montón de muestras de afecto entre nosotros dos. Ambos estábamos demasiado felices, como si estuviéramos viviendo un sueño.
También habíamos pedido postre. Estaba fascinada con lo delicioso que era el volcán de chocolate. El plato principal también estuvo increíble. Nunca había comido tan rico.
—¡Ah! Me olvidé de contarte algo.—Comenté mientras degustaba mi volcán de chocolate y de vez en cuando miraba nuestras manos entrelazadas sobre la mesa. Samuel se encontraba observándome como si fuera una obra de arte, aunque solo estábamos comiendo chocolate.—Hank llegó cuarenta minutos tarde.
Al instante soltó una carcajada.
—¿En serio?
—Si, y no solo eso. Me contó que se le pinchó una rueda en plena ruta y tuvo que cambiarla mientras usaba la linterna del celu porque no había salido el sol. También lo detuvo la policía porque era muy extraño que alguien condujera a las afueras de la ciudad tan temprano. Le hicieron un montón de preguntas, una prueba de alcoholemia y le pusieron una multa porque tenía el seguro del auto vencido hace una semana. Creo que nos pasamos un poco esta vuelta.
—Le regalaré una docena de facturas como disculpa.
—Subile el sueldo.—Sugerí risueña.—Se lo merece.
—Tenés razón.—Me siguió la broma, con una sonrisa.—Pero por ahora, se tendrá que conformar con las facturas.
—Las de dulce de leche son sus favoritas. Siempre trae algunas para desayunar.
—Lo tendré en cuenta.
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bromas y amores dulces
RomanceDespués de siete años, Angie y Samuel se reencuentran inesperadamente y deciden hacerles bromas a sus compañeros de oficina para pasar el rato. Un primer amor, luego de tanto tiempo ¿será capaz de volver o quizás nunca había desaparecido?