Angelina
Si bien tenía más trabajo que antes, me pude adaptar. Tuve buenos resultados, ya que este mes había ganado el doble de lo que solía ganar. Me encantaba comprar ropa, así que había ido de shopping junto a mi mamá. Ella también quería comprarse algo.
Estuvimos horas viendo y comprando ropa y luego nos sentamos a comer algo.
—¿Cómo te está yendo con Samuel?
—¿Eh? Bien, somos amigos.
—Ah, claro.—Resopló con ironía.—Parece que sería un buen esposo.
Me ahogué con mi café al escucharla. La idea de casarme con él me había puesto nerviosa y a la vez, me ilusionó.
¿Podrá ser posible?
¡Dios mío, Angelina!, me abofeteé mentalmente al considerarlo. Ni siquiera es mi novio todavía y ya estaba pensando en matrimonio.
(...)
Al lunes siguiente, mi corazón se aceleraba de los nervios cada vez que tenía a Samuel cerca por las palabras de mi mamá.
—¿Y si fue una broma muy pesada lo de Ema?—Le pregunté, mientras estábamos nuevamente escabullidos mientras comíamos unos sánguches.
—No creo.
—Me da un poquito de culpa. Creo que me sentiría mejor si supiera que fui yo quien le dió los laxantes.
—Te podría guardar el rencor. Se veía muy avergonzada por lo que pasó. Hasta se estuvo disculpando todo el día.
—Es cierto, pero creo que igual me tiene algo de bronca por un comentario que le tiré.
—¿Qué le dijiste?
—Cosas de chicas.
No le contaría al castaño sobre lo que mis compañeras comentaban de él y cómo Ema no disimulaba su interés.
—Ya me dejaste con la intriga, ahora tenés que decírmelo.—Insistió.—Puedo ser una chica.
—Parece que aprovechaste el rumbo de la conversación para sacar a la luz tu verdadera naturaleza.
—Me descubriste.—Me siguió la corriente con una sonrisa divertida en su rostro.—Ahora, si no me cuentas qué le dijiste, es porque sos transfóbica y no me consideras mujer.
—Igual no te lo puedo decir.—Me negué, risueña.—No me gustaría hacer que te caiga mal.
—Es imposible que me caiga peor de lo que ya lo hace.
—¿Eh? No sabía que Ema no te caía bien. ¿Por qué?
—Te lastimó.
—¿Ese es un motivo suficiente?—Ladeé mi cabeza, curiosa.
—Es más que suficiente.
Samuel estaba completamente de mi lado. Saberlo me hizo sentir una linda sensación en el pecho.
Se veía muy interesado al respecto, así que opté por darle el gusto.
—Bueno... antes de que le diera los laxantes, me preguntó por vos.
—¿En serio?—Me miraba algo extrañado.—¿Qué te dijo?
—Me dijo que como te conocía, le dijera si ella era tu tipo. No sé si le interesas de verdad o solo lo hizo para molestarme.
Me miraba muy intrigado. ¡Samuel era muy chismoso!
—¿Y qué más?—Su expresión me recordaba a la de mi mamá cuando le contaba un rumor de algún conocido.— Quiero saberlo todo.
—Le dije que no sabía y que no perdía nada intentándolo.
—No lo es.—Me interrumpió, mirándome horrorizado, lo que me hizo reír en silencio.—La única mujer en la que podría fijarme sos vos.
—No me interrumpas, todavía no termino.
—Bueno, perdón. Seguí, lenta.
Rodeé mis ojos con gracia antes de seguir contándole lo que sucedió.
—Bueno, entonces le dije que no perdía nada intentándolo y que vos sos su tipo, porque saliste conmigo y que sabía que eso le gustaba porque se metió con Zack. Me miró mal, le di una cerveza con los laxantes y me fui. ¡Encima se hacía la buenita mientras me lo preguntaba! Como si no me hubiera... ¿"metido los cachos"? en nuestra relación de amistad.—Cuestioné pensativa.
—Re cínica.
Sonreí divertida. No podía visualizar ningún escenario posible en donde Samuel cayera en los juegos de Ema.
—Cualquier cosa vos no le digas nada.
—Si me coquetea, me voy a burlar de ella por casi haberse cagado encima enfrente de todos.
—¡Qué malo!—Exclamé mientras me reía tanto que mi cara se puso roja, ya que me había imaginado la situación.—Sos muy atractivo, te vistes bien y tenés un buen trabajo. Estoy segura de que te coquetean un montón de mujeres.
—Pasapalabra.
Le di un golpecito en el hombro, riéndome.
—¿Tuviste muchas novias en Inglaterra?
—Sí, pero nada serio. Con ninguna superé el mes.
—¿Por qué te iba tan mal?—Le pregunté risueña. Ya tenía mis sospechas de que Samuel había experimentado muchas cosas en estos siete años.
—Ninguna me hizo sentir lo mismo que cuando estaba contigo.
—Eso es algo deprimente y bonito a la vez. No sé cómo tomármelo.
—No te lo tomes tan en serio. Solo es un dato curioso.
—Está bien.
—¿Vos has salido con alguien más, a parte de Zack?
—Si. He tenido algunos novios.
Le conté algunas anécdotas y él también me contó de él. Me sorprendió saber que incluso había salido con una modelo de Inglaterra, aunque no habían durado nada juntos.
Por más que sabía que no podía quejarme al respecto ya que no habíamos estado juntos en ese tiempo, me desagradaba un poco imaginármelo con otras chicas.

ESTÁS LEYENDO
bromas y amores dulces
RomanceDespués de siete años, Angie y Samuel se reencuentran inesperadamente y deciden hacerles bromas a sus compañeros de oficina para pasar el rato. Un primer amor, luego de tanto tiempo ¿será capaz de volver o quizás nunca había desaparecido?