Angelina
La conversación que acababa de tener con Samuel me había afectado demasiado. Aunque ya habían pasado unos minutos, mi corazón no dejaba de latir de la emoción y sentía una sensación muy cálida en mi pecho. ¡No había estado preparada mentalmente para escuchar algo así!
Escondí mi cara roja entre mis manos, haciéndome bolita en el asiento del conductor. Había podido mantener la compostura hasta llegar a casa, pero no pude seguir fingiendo que tenía las emociones a flor de piel. Mis manos temblaban y no me di cuenta que estaba aguantando la respiración hasta que pasaron unos segundos.
Mi cuerpo había reaccionado a Samuel de la misma manera que lo hacía hace años. Estaba segura que si me hubiera dejado llevar por el momento, mi respuesta había sido muy distinta.
¡Me sentía jodidamente culpable! Era muy mala persona por tener estos sentimientos por otro hombre que no fuera mi pareja. Era una escoria. No tenía ni idea de cómo le haría frente a Zack estando tan confundida, pero él tenía que enterarse de cómo me sentía cuanto antes. En el peor de los casos empezaría a odiarme y nuestra relación terminaría. En el mejor caso, comprendería lo repentino que fue todo y que a cualquier persona le confundiría.
Tardé varios minutos en calmar mi desbocado corazón y en llenarme de valor para hablar con mi novio. Entré a casa con sigilo, ya que era probable que estuviera dormido por ser su día libre y no quería despertarlo.
Las luces estaban apagadas, tanto la cocina como la sala de estar seguían igual que hace unas horas. Suspirando y apretando mis manos en un puño del nerviosismo, volviendo a tomar valor, me dirigí hacia la habitación.
Abrí la puerta y me quedé congelada al ver lo que estaba sucediendo, cortando por completo todo mi nerviosismo.
Zack no estaba solo en la cama donde habíamos pasado tantas noches juntos.
Ema, mi mejor amiga, estaba desnuda al igual que mi novio, mientras estaba encima de él.
¡Oh Dios mío!
Tan grande había sido el shock que no me moví de mi lugar por un par de segundos, hasta que ambos se percataron de mi presencia. El primero en reaccionar fue Zack, que con la cara desfigurada del arrepentimiento y culpa, se colocó con torpeza su ropa interior mientras mencionaba mi nombre con la voz temblorosa repetidas veces.
—Angie... puedo explicártelo.—Musitó viendo hacia mí. Ema seguía en la cama, boquiabierta, como si buscara desaparecer en este instante.
Sonreí con cierta ironía al escucharlo decir la típica excusa de los infieles. ¡Nunca me hubiera imaginado que esto me pasaría a mí!
—Ah, ¿sí? ¿Qué vas a explicarme? ¿Cómo me fuiste infiel con mi mejor amiga?
—Angie...
Estaba muy apenado. ¡Pues que se joda! No me daba nada de compasión verlo con los ojos llorosos.
—¿Desde cuándo estás haciendo esto? O mejor dicho, están.—Miré hacia Ema.—Tu traición me afecta por igual a la de él.
Se hizo la tonta. No me respondió nada.
—Desde hace cuatro meses.
Nunca había visto a mi novio con la expresión que hacía en estos momentos.
—¡Hace mucho!—Resoplé indignada.—Esto es increíble.
—Escúchame, por favor.
—No quiero ninguna explicación. Tengo suficiente con lo que acabo de ver.
—Angie, por favor...
Sus manos se aferraron a mis hombros, como si de esa manera no pudiera alejarme de él. Estaba desesperado por mantenerme a su lado.
—Olvídalo. Incluso me invitaste a vivir contigo como si nada.—Comenté irritada, soltándome de su agarre.—Se han estado burlando de mí a mis espaldas.
—No, Angie.
—Terminamos.—Mi voz no tembló ni dudó al decirlo, lo que sorprendió muchísimo a Zack.
Él siguió insistiendo en que me quedara, que habláramos, mientras yo iba hacia afuera de la casa.
—Angie, por favor. Te amo muchísimo.
Por más que me suplicara mil y una veces, no cambiaría de opinión.
(...)
Al día siguiente pedí un día libre. Ya se me había pasado el enojo, así que había terminado llorando por todo lo que había pasado el día anterior. Me sentía herida por la infidelidad de mi novio, ¿pero no era algo hipócrita de mi parte estar tan angustiada al respecto? Es decir, antes de encontrarlo en pleno acto con mi mejor amiga, había estado dudando de mis sentimientos hacia él. Ciertamente nunca le hubiera metido los cuernos, pero igualmente estaba confundida. Aunque, con toda esta situación y lo que conllevaba, en lo que menos podía pensar ahora era en Samuel.
Como había sido tan ilusa de mudarme con Zack, todas mis cosas estaban en esa casa. No me había quedado de otra que ir a un hotel anoche. Luego de una noche pesada me había dado una ducha en la mañana para refrescarme un poco. Recién cuando me encontré aseada, suspiré pensando en qué hacer ahora.
Ya había llorado y había estado demasiado emocional. Así que, era hora de pensar qué debería hacer a continuación.
Mi primera opción fue llamar a mi familia, ya que eran mi lugar seguro y sabía que no tendrían problema en dejarme quedar en su casa hasta que encontrara dónde quedarme. Pero eso significaba darles la cara y no quería hacerlo. Sabía que me rompería en llanto cuando me preguntaran qué me pasó y quería evitar ese momento. Todavía no estaba preparada. ¡Me habían estado felicitando por irme a vivir con él hace tan solo una semana!
Así que decidiendo arreglármelas sola, aproveché que Zack estaba en el trabajo para buscar mis propias cosas. Cuando estuve en la habitación nuevamente, esta se encontraba vacía. La cama que tenía frente a mí era donde tantas noches habíamos dormido juntitos, abrazados y dándonos besitos. Incluso antes de mudarme con él, me había invitado a pasar la noche varias veces a su lado.
Suspiré con un nudo en la garganta ocasionado por la angustia que sentía con esta situación. Zack era un imbécil.
Me llevé lo más importante, ya que había traído muchas cosas. Había tardado tres días en desempacar todo, así que era imposible juntarlo de nuevo en un par de horas.
Me quedaría el resto del fin de semana en el hotel, dedicándome el tiempo para mí y nadie más. No pensaba responder ninguna de las llamadas de Zack que no dejaban de entrar a mi celular desde que terminé con él de una manera tan tajante.

ESTÁS LEYENDO
bromas y amores dulces
RomanceDespués de siete años, Angie y Samuel se reencuentran inesperadamente y deciden hacerles bromas a sus compañeros de oficina para pasar el rato. Un primer amor, luego de tanto tiempo ¿será capaz de volver o quizás nunca había desaparecido?