Ricos Malos

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No importa cuántas personas no adinerados estén en este mundo de ricos, nunca van a ser uno de ellos. Pero pueden ser mejores. El solo hecho de estar comiendo, caminando, bailando en fiestas aún lado de esta personas, creían que los hacía mejores pero solo se estaban engañando a ellos mismos. Ya lo eran.

Atena of college era un instituto lleno de esta gente. Chicas con los celulares en la entrada lista para subir una foto en Instagram, listas para darles algo nuevo a sus seguidores. Todos eran controlados por la fama y el dinero. Chicos con la testosterona al mil a punto de una pelea porque papi y mami cuidaban que no se lastimé él...su heredero.

¿Que me hacía diferente si yo también lo era?

Tal vez la forma de crianza, mi familia, mis valores... Nada de eso me hacía mejor y aún así creí que lo era. Este mundo no era diferente al que estaba acostumbrada.

Dinero y fama no es lo mismo a Dinero y Poder.

Ambos gobernaban a su manera y los dos tenían sus malas mañas. No sé cómo es que la persona que tengo enfrente de mí a centímetros es capaz de hacerme sentir atraída a su personalidad desde el momento en que decidí seguirlo aquella vez, curiosidad tal vez.

Kyllian era un líder en Atena of College, lo escogieron los alumnos siendo una persona cruel, engreído, sádico y frío. Tal vez eso me estaba atrayendo a mí también, no siempre estaba involucrado en los ataques a mí. No siempre estaba con sus amigos planeando un siguiente ataque. Me intrigaba.

A ellos les daban todo en bandeja de oro. Porque así era, por eso cuando les dijo a los demás en el hipódromo que pertenecía a ellos, los demás dejaron de hablarme hasta para pedirme un lápiz. Solo me dirijan miradas de asco. Lo que dicté el rey es lo que el pueblo hace.

Era calculador e inteligente una cualidad muy buena para su personalidad fría y cruel, lo aceptaba al igual que el que es estúpidamente guapo. Dos cosas que no combinan si quieres odiar a un chico.

-¿Estás?

-Gracias, si, si lo estoy, lo lamento- me bajo del sillón y quitó amabas rodillas de sus costados.

Estaba hasta los codos en color rojo, todo mi cuerpo estaba lleno de vergüenza. Increíble, que haría mi padre si estuviera encima del enemigo, seguramente sería para golpearlo o atacarlo. Aquí estaba su hija con su primer enemigo bañada en vergüenza porque era bonito.

-¿Aún te duele?-pregunte volviendo al cuenco donde estaban los trapos para evitar que vea mi sonrojo.

Si mirada tranquila se posó en la mía, si noto mi sonrojo, no se molestó en mencionarlo.

-Un poco- se reclinó más a su almohada.

-Me voy a mi recámara, ¿seguro que te sientes bien?.

-Si- su mirada se poso en su herida ahora curada revisando su estado

-Es bueno saberlo.

-¿Quién me ayudó?- volvió a mirarme ahora con su expresión más dura, le molestaba que alguien más lo haya visto.

-Solo fui yo- le dije, con voz firme.

No parecía muy convencido pero pareció aceptarlo. solo me dio un asentamiento de cabeza a lo que supuse era todo.

-Me voy, puedes quedarte hasta la mañana o irte ahora- volvimos a nuestra típica tensión entre ambos.

Era mejor cuando estaba agonizando.

-Kyra...-paré en las escaleras.

-¿Sí?

-Gracias- por primera vez vi que su mirada fue relajada. Lo decía de verdad.

ATENA (Borrador) Todo por el poder (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora