Capítulo 8

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-No puede ser…¡Aún tengo salsa en mi cabello!- se quejó Cindy mirando su reflejo en una cuchara. La pareja ya vestía sus uniformes de trabajo desde hace un par de horas, pero solo unos minutos atrás un pequeño niño le mencionó la pegajosa sustancia en su cabello. Y para desgracia de la Merrill, no era broma.

-¿Quién te mandó hacer una guerra de comida, cariño?- preguntó Chris divertido, dirigiendo su mano al cabello de Cindy, en un intento de quitar los restos de salsa de tomate, pero al haberla dejado varias horas en la melena castaña, los restos estaban literalmente impregnados. -Deberias ir al baño, puedes intentar quitarlo con agua.- sugirió dándose por vencido.

-O puedo cortarlo- bromeó soltando un bufido, la cafetería estaba más llena de lo normal. -Está prácticamente colapsado aquí, no puedo desaparecer para limpiar mi cabello- Cindy negó con una mueca, aún mirando los restos del almuerzo en su cabello. Una buena noticia, sacó un puntaje perfecto en el examen de química, Cindy los salvó de una semana entera de castigo.

-Yo puedo cubrirte, preciosa- ofreció con una sonrisa, conocía bien a su chica, sabía lo incómoda que se sentía al estar con eso a plena vista y caminado entre los clientes. -Ya termine lo que la señora Tupper me pidió que hiciera- tranquilizó acariciando los hombros de Cindy con dulzura al verla no tan convencida. Merrill suspiró rendida, en serio quería sacarse eso de su cabello.

-Bien, iré tan rápido como pueda- accedió con una pequeña sonrisa mirando a su novio. -Muchas gracias, guapo- dijo mirándolo enternecida. El era increíble.

-No te preocupes, prometo que no le lanzaré café a nadie- bromeó juguetón acariciando la nariz de Cindy con la suya, ganándose una carcajada por parte de su novia. Recordando los primeros días que trabajaron ahí, Chris efectivamente casi le derrama por accidente café caliente a un señor de avanzada edad. Ese día, Chris conoció el verdadero terror.

Cindy caminó rápidamente al baño exclusivo para empleados, por fortuna ese tenía espejo, sería más fácil quitar el tomate. ¿Estuvo el resto del día escolar con eso en su cabello y nadie lo notó? O peor aún...¿Los muy malditos no le dijeron?.







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Chris preparaba un capuchino para el solitario señor Rick, que esperaba pacientemente en la barra de postres. Era habitual verlo ahí, solo.

-Aquí tiene, un capuchino a la Chambers- dijo el chico con una sonrisa, dejando la taza frente al hombre, y es que Chris le agregaba un toque de su propia mano. Una pizca de canela.

-Perfecto para animar el día- sonrío el solitario personaje, probando la bebida caliente con una expresión satisfecha. Ese muchacho tenía un don para hacer café. -¿Qué tal la escuela, chico?- preguntó luego de tragar el 3er sorbo. Chambers limpiaba la mesa en la que anteriormente había estado preparando las órdenes.

-Un chico intentó sobrepasarse con mi novia, le lancé el espagueti del almuerzo y luego Cindy comenzó una guerra de comida para encubrir mi crimen…ya sabe, lo normal- ironizó sonriendo, el hombre se carcajeo de la anécdota que el joven le contaba.

-Esa chica Merrill es muy inteligente, sin duda alguna- dijo cuando pudo controlar las risas que le provocaba la imagen mental de la situación

-Si. No sé cómo se le ocurren esos planes estando en la situación. Yo solo quería golpear a Peter- contó con sus ojos bien abiertos, logrando sacarle otra sonrisa al lobo solitario. -¡Casi lo olvido!. Cindy dejó esto para usted, por si yo lo veía antes que ella- llamó la atención del mayor, sacando una caja de cigarrillos de su bolsillo trasero. Una sonrisa conmovida invadió las ya viejas expresiones del individuo.

Our adventure //Chris Chambers// Cuenta conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora