Sus ojos brillan a pesar de que no prendí la luz; tiene una pequeña sonrisa, casi parece paralizado.
Me mira un momento a los ojos y luego se levanta de la silla, yo bajo los brazos porque se me cansan y lo sigo con la mirada.
—No lo hagas —pido y trago saliva cuando veo que se acerca con intenciones de abrazarme.
Pero de igual manera lo hace.
Levanto mi brazo y rodeo su espalda sólo con un brazo, apretando su hombro con un poco de fuerza. Evito mirarlo.
No quería que me abrazara porque sabía que regresaría el abrazo. Comenzaba a sentir lastima por él, no lástima por estar "enfermo" era diferente. De una manera "Me da lástima que tengas que vivir con una persona tan asquerosa y que tu vida sea tan complicada para ser tan joven".
Mi corazón se acelera y mis manos comienzan a sudar. Su cuerpo me abraza con fuerza, su mejilla está recargada sobre mi pecho y sé que puede escuchar los latidos de mi corazón, casi puedo hacerlo yo.
—Hao, déjame —quito mi brazo de sus hombros.
—Gracias.
Entonces se separa, y siento mi corazón latir como antes.
—Ya te lo dije, te lo mereces —sonrío un poco y le entrego la camisa.
—Mi papá dijo que no sirv...
—Me importa una puta lo que tu padre haya dicho, te lo mereces —digo algo molesto. Miro por la ventana, ha dejado de llover. Pero está muy oscuro, es de noche—. Si te llevo a casa, ¿qué crees que digan o hagan tus papás? Por desaparecer digo.
—Nada —asegura al instante a pesar de que su sonrisa se borra un poquito—. Papá estará dormido.
—¿Y tu mamá? —me atrevo a preguntar.
—Gracias por esto, entrenador —habla cambiando de tema sin previo aviso y viendo su apellido en la prenda—. No le fallaré —asegura volviendo su vista a mí.
—Eso espero —le sonrió nuevamente—. Ve por la sudadera, aún hace frío... Y tienes que lavarla, sudaste mucho —hago un puchero como los suyos en forma de burla—. Te veo afuera.
Tomo las llaves del auto y me adelanto a la puerta.
Subo al auto y a los pocos segundos veo a Zhang Hao salir por la puerta. Con la sudadera rosa puesta sobre él y las mangas enrolladas sobre sus brazos.
—Gracias por todo, entrenador. S-Sé que lo hizo por sus amigos, pero... Gracias por llevarme al cine, por darme dulces, comida y dejarme dormir. Tal vez sea un idiota —ríe un poquito—, pero si necesita algo, puedo intentar ayudarlo —me sonríe y yo enciendo el auto—. Es más... Simpático y amable de lo que cree.
—Hao... —lo miro después de sacar el auto del patio. Algunos recuerdos me llegan a la cabeza y hago una mueca—. Olvídalo —suspiro—. ¿Puedes comentarme que pasó cuando eras pequeño? ¿Por qué huiste? —pregunto intentando no parecer demasiado entrometido.
—S-Supongo —mira por la ventana y pasa sus dedos entre su cabello—, creo que tenía siete... Ocho, no, nueve. Nueve años —afirma—. Sé muy poco, sólo que mi mamá me saco de la casa, me dijo que nos iríamos lejos de él. Y-Yo estaba feliz, no puedo negarlo. Él me hacía cosas que me dolían, me hacía sentir mal. Pero al salir y subir al auto, mi papá salió de la casa. Saco a mi mamá del auto, de una manera... Fea. No me vio a mí, m-me escondí atrás y cuando se fue, salí para entrar a casa. Lo vi golpeándola, él repetía cosas tontas, absurdas —me mira.
—¿Qué cosas?
—"No puedes dejarme, somos felices, nuestro hijo nos necesita, eres una puta, eres mía... Te amo" —antes de decir la última mira al frente con el ceño fruncido.
—Al menos entiende que está mal, y tú también —giro a la izquierda.
—No —niega—. Cuando cumplí trece años mi mamá comenzó a... Quererlo. Está enferma. C-Cree que su manera de querernos es golpeándonos —Zhang Hao ríe sarcásticamente y es la primera vez que su sonrisa no me gusta—. Tal vez es cierto entrenador, vengo de una familia de enfermos... Tal vez... Yo también lo estoy —se encoge de hombros y yo detengo el auto en seco.
A cuatro casas esta la casa de Zhang Hao. Parece tranquila, no hay luz más que la de las farolas naranjas de la calle y la luz blanca de la luna.
—Es diferente —que estúpido comentario—, quiero decir... Eso, n-no es amor. No es... Cálido —es la mejor palabra que se me ocurre para el amor, no es ese momento.
—¿Cálido? E-Es tonto —niega—, jamás pasó eso en nuestra familia.
—En algún momento tus padres debieron darte un beso cálido, un... Abrazo, una mirada, algo. Tal vez no lo recuerdas.
—Lo dudo mucho, pero... La palabra suena bonita.
—Sentir esa palabra es mejor, Hao. Y apuesto a que lo has hecho, t-tal vez con Hyunjin.
—Pues si así se siente. Creo que no es mucho —abre la puerta un poco y entra aire frío.
—¡No! —niego—. Debería serlo.
—¿Lo ha sentido? ¿Cómo se siente? —pregunta y deja la puerta cerrarse un poco.
—Es... Cálido —cubro mi cara con mi mano—, y yo un estúpido.
Zhang Hao ríe un poquito.
—Lo abrace hace un rato, ¿así se siente? ¿cómo lo sentí entonces?
—No sé —me encojo de hombros.
—Muéstrame, Hanbin —su semblante cambia—. ¿Realmente vale la pena eso?
—Vale la pena lo que te hace sentir. Es algo... —miro su mano y al final pongo los ojos para tomarla entre las mías—. Es cálido física y emocionalmente. No creo poder transmitirlo p-pero...
Él quita su mano de entre las mías y me siento extraño, humillado, casi.
Levanto la mirada y lo veo acercarse a mí, apoyando sus manos en el asiento e inclinándose sobre él. Estoy apunto de empujarlo, pero mis manos se quedan congeladas en sus hombros cuando siento sus labios acariciar mi mejilla.
—¿A-Así? —pregunta una vez que se separa. Sus labios son húmedos, y pude sentir como su piel se pegaba y despegaba de la mía mientras se separaba.
—B-Bájate del auto —ordeno intentando que mi voz no tiemble.
—E-Esa no fue mi intención, s-sólo quería saber...
—Que te bajes. Creo que puedes caminar hasta tu casa desde aquí —hablo recordando que su casa está a varios metros de distancia.
—Hanbin...
—Zhang Hao —lo interrumpo y lo miro serio.
No sé mueve, sólo me mira expectante. Sus ojos están un poco rojos, evito mirarlos mientras me inclino y abro la puerta por él, empujandola para que se abra completamente.
—Lo veo el lunes en clase, Zhang —sentencio y sin mirarlo dirijo mi vista al frente.
En cuanto baja del auto y lo veo caminar a su casa, suelto el aire que había retenido.
Mis manos tiemblan ligeramente y al recordar el beso mi estómago siente un cosquilleo. Fue superficial, se siente incompleto.
—Hao —digo lo suficientemente alto después de bajar de mi auto y caminar hasta estar a varios pasos de él.
Él se detiene y duda en girar, así que yo lo giro, sin retirar mis manos de sus hombros.
—¿Cálido? Tiene que ser un sentimiento mutuo, no sólo tuyo.
Mira al suelo, así que me fuerza a mi mismo para tomar su mentón entre mis dedos y hacer que me mire a los ojos; sólo por un momento.
En un movimiento rápido y desesperado, beso su frente.
No un segundo, no dos. Me quedo ahí por un momento, incluso cierro los ojos y siento el aliento cálido de Zhang Hao chocar contra mi cuello cuando suelta un suspiro de alivio.
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gym ♡ haobin
De Tododónde sung hanbin es el nuevo entrenador de educación física, y es homofóbico. ★ : historia adaptada, créditos a su respectivo autor/a "wellnotoday" ★ : drama. smut. actitudes cuestionables. homofobia. ★ : alteración de edades. ★ : capítulos cortos...