86.

365 48 3
                                    

—¿Deberíamos subir? —pregunto finalmente separándome de él, al menos un poco.

Zhang Hao niega y toma mi cuello para besarme nuevamente.

Mi vecindario es muy callado, el invierno hace que los días sean más calmados y grises. Así que lo único que podemos escuchar ambos es el sonido de nuestros labios uniéndose y separándose, nuestras respiraciones agitadas y el roce de nuestras ropas y pieles cada vez que nos tocamos por sobre la ropa. Todo sobre la alfombra gris de mi sala, conmigo entre sus piernas y mis manos a los lados de su cabeza para no lastimarlo.

—¿Podemos? —pregunta y siento como mete sus manos por debajo de mi camisa, sólo un poco, acariciando mi piel con la punta de sus dedos.

—¿Seguro? Kevin llegará en un rato —digo, recordándole que Kev vendría a jugar videojuegos más tarde—. Y llegarás tarde a casa.

—De camino le dije a mi tío que iría a una pijamada con Hikaru —informa y yo sonrío, negando con la cabeza al no creer sus intenciones.

—¡Vaya! —sonrío y finjo estar ofendido—. ¿Para eso viniste? ¿Por qué crees que sólo soy un objeto sexual? ¿Eso es lo que piensas de mí? —bromeo con indignación.

—¡No! No, no —ríe, acariciando mi rostro—. S-Sólo... ¿Podemos seguir?

Asiento lentamente con la cabeza y me inclino un poco más, besando la punta de su nariz y luego dejando lentos besos hasta llegar a su cuello, por debajo de su oreja. Escuchando como eso acelera su respiración.

—De acuerdo, pero más vale que no te aproveches de mí —ambos reímos un poco y él me pega en el hombro.

Muerdo el lóbulo de su oreja y lo escucho respirar con fuerza. Beso su cuello de una manera húmeda, pero asegurándome de no dejar ninguna marca.

Está muy delgado, puedo sentir sus costillas cuando arquea su espalda. Enreda sus dedos en mi cabello y yo bajo mi mano hasta su abdomen, acariciando su piel caliente por debajo de la tela, arrastrándola poco a poco hasta que toco su pezón, lo que basta para que suelte un gemido demasiado afeminado y yo sienta un cosquilleo demasiado fuerte por debajo de mi abdomen.

—Mierda, Zhang Hao —jadeo, enderezándome para tomar el borde de su camisa y sacarla completamente para después quitarme la mía.

En cuanto lanzo nuestras camisas lejos, Zhang Hao ya está volviendo a besarme, así que nos recuesto sobre la alfombra nuevamente, tomando su nuca y luego apoyándome en el suelo para no lastimarlo.

Bajo mis manos a su cadera y aprieto su piel cuando muerde mi labio inferior, conteniéndome por gemir sobre sus labios. No me gusta lo rudo en las relaciones, pero Zhang Hao me saca de quicio. Haciendo las cosas intensas pero lentas. Acariciando mi abdomen y jugando con el resorte de mi short, causando que la simple idea de lo que viene me haga comenzar a tener una erección.

Discretamente bajo mi mano hasta mi entrepierna, comenzando a acariciar mi semi erección sobre las telas mientras que con mi otra mano acaricio la pierna de Zhang Hao. Pero después de varios segundos abro los ojos y lo observo debajo mío.

Dejo de tocarme y tocarlo al sentir cierta tentación, demasiado fuerte. Me enderezo sobre él y paso mis manos por todo su abdomen, sintiendo su mirada sobre mí. Me mira confundido y parece que algo asustado también.

—¿P-Puedo? —preguntó en voz bajita cuando finalmente tomo valor y bajo mis manos hasta el inicio de sus jeans, desabotonando y bajando el cierre.

—N-No es necesario —aprieta los labios y mira mis manos moverse sobre las telas de su entrepierna.

—Quiero hacerlo, Hao Hao —me inclino lo suficiente para dejar un casto beso sobre sus labios—. Claro, sólo si me permites —sonrío un poco y bajo un poco sus jeans, al menos lo suficiente para sentir el calor que errade su cuerpo.

—¿S-Seguro? —pregunta, pasando saliva con fuerza y mirándome dudoso.

Aprieto los labios y cierro los ojos tranquilamente, pasando la punta de mis dedos por su erección sobre la tela, escuchando como retiene un gemido al simple contacto, tan sólo un roce puede causar tanto placer en ambos.

No sé si alguien lo ha tocado de la misma manera, pero él parece disfrutar tanto cada segundo que me hace pensar que nadie lo había tocado así. No quiero imaginar que alguien lo ha hecho, así que alejo esas ideas de mi cabeza y rodeo su erección con la punta de mis dedos, masturbándolo lentamente, aunque un poco difícil por el bóxer de por medio.

—Hanbin... —jadea con voz aguda, cerrando los ojos con fuerza y arqueando su espalda en sobre el suelo.

—Eres hermoso, Hao Hao —comento, continuando con el movimiento de mi mano y sintiendo más necesidad sobre mí.

Quiero continuar besándolo, pero cuando me acerco a él, la puerta principal de la casa de abre de golpe, con Matthew y Jiwoong entrando en seguida. A lo que me separo rápidamente de Zhang Hao, tomando su camisa rápidamente y lanzándosela a la cara.

—¡Jiwoong, por amor de Dios, hay un maldito timbre! —grito, tomando mi camisa y observando como ambos nos miran anodados.

—Ah, claro. Y como tú lo usas, yo también voy a hacerlo, ¿no? —dice con molestia.

—Debiste ponerle seguro a la puerta —comenta Matthew con una sonrisa burla, y luego se acerca a Jiwoong poniendo su mano en su hombro y señalándome a mí y a Hao—. Yo creo que ya se enteró —y comienza a reírse, ¿de qué habla?

—¿Para qué demonios viniste? —pregunto, parándome enfrente de Zhang Hao cuando esté comienza a abrochar su pantalón.

—Él... —intenta hablar Matthew, pero su propia risa lo interrumpe—. Él quería d-decirt... —vuelve a reír.

Miro a Jiwoong, que parece molesto y con un rostro que sólo dice que debe ser una broma lo que está pasando.

—Él venía a decirte que te oculté que Zhang Hao regresó... Pero es obvio que ya lo sabes —ladea su cabeza aún con una sonrisa, viéndonos con cierta ternura.

—Vaya, tú si que no te retrasas en nada —la voz de Kevin nos hace mirar a todos hacia la puerta, encontrándonos con Karina a un lado suyo y a Kevin mirándonos con una sonrisa pícara.

—Hola chicos —sonríe amable Karina, sonrojándose levemente al ver a Zhang Hao con la ropa tan desarreglada, pero luego voltea hacia Kevin y estira su mano con una sonrisa burlona—. Págame.

Kevin pone los ojos en blanco y saca su billetera, entregándole varios billetes a Karina.

—¡Ya dejen de apostar a mis espaldas! —exigo, observando como Kevin entrecierra los ojos y niega con la cabeza.

Zhang Hao ríe un poco, intentando ocultar su nerviosismo y pena. Yo tallo mi cara con frustración, sentándome en el sillón sin descubrir mi rostro, que seguramente está tan rojo como un tomate.

—Oh, vamos, Bin Bin —intenta animarme Matthew, acariciando mi espalda y sentándose a un lado mío—. Tengo doscientos dólares, vamos a comer, yo invito.

—Estas invitando a comer a todos con mi dinero —dice Jiwoong, dándole un pequeño golpe en la nuca a Matthew.

—Oye, tú perdiste la apuesta —levanto la mirada y le veo mal, golpeando ahora yo su pecho—. Te estoy ofreciendo comida gratis, así que ya vámonos. Andando, todos —abre los brazos y sonríe.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora