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—¿Aún quieres dormir? —pregunto cuando me doy la vuelta.

Zhang Hao se talla los ojitos como un niño pequeño y asiente después de ladear la cabeza y pensarlo un poco.

—Desdoblaré el sofá.

Camino con Hao detrás hasta el sótano y despliego el mueble, estirando las cobijas que había doblado, para después acomodar algunos cojines en el suelo ya que sobraban.

—¿Usted no está cansado? —pregunta y se sienta con las piernas cruzadas en medio de la cama.

—Tengo cosas que hacer, pero puedes dormirte. No creo que el fantasma te mate... Bueno, no hoy —sonrío cuando el rostro de Zhang Hao palidece y abre los ojos en grande.

—N-No diga eso —rápidamente mete sus piernas debajo de las cobijas.

—Oye, ya estás bastante grande para asustarte por un maldito fantasma inexistente, ¿no crees? —pregunto mientras me siento en la orilla de la cama.

—Usted también grito —se defiende.

—Oh, ¿hablas de algo..? ¡Así!? —grito y agarro sus piernas sobre la cobija en un movimiento rápido, asustándolo con intención.

—¡No! —chilla y mueve sus piernas—. ¡Lo va a matar a usted primero! —se cruza de brazos frunciendo el ceño.

—¿Por qué a mí primero? —cuestiono después de reír un poco. Realmente es como pasar el tiempo con un niño pequeño.

—En la película el fantasma primero hace desaparecer a los más grandes —ladea la cabeza con una pequeña sonrisa victoriosa.

—Bueno, y después de que me mate o me haga desaparecer no habrá nadie que te salve del fantasma —me encojo de hombros con desinterés.

—P-Pero... ¡No! Eso es trampa, usted ni siquiera me salvaría de un fantasma.

Entrecierro mis ojos y me inclino un poco.

—Touché —sonrió un poco y me levanto—. Ya duérmete, te despertaré cuando pare de llover.

Hao borra un poco su sonrisa y asiente con la cabeza para recostarse sobre sus manos.

—Gracias —repite por novena vez en el día y yo pongo los ojos en blanco cuando no me ve. Pero no porque me fastidie, es porque es muy modesto.

Mientras subo las escaleras me preguntó quién le enseñó esa educación. Para tener una familia llena de mierda debería ser un rebelde, uno de esos chicos que abusan en la escuela y fuman desde los quince.

Mi celular suena cuando estoy en la sala, sacándome de mis pensamientos.

Tomo el celular y me siento en el sillón para contestar la videollamada de Matthew.

—¡Hanbin! —grita animadamente y yo tapo la bocina con un dedo.

—Espera... —respondo y tomo mis audífonos para conectarlos—. Listo, perdón —digo con el cable con la bocina cerca de la boca.

—¿Qué pasa? ¿Hay alguien más ahí?

Pregunta Jiwoong, que aparece por detrás.

—Hao está abajo —comento y miro la puerta abierta que da al sótano. Sólo no la cierro porque parecerá que tengo a alguien secuestrado.

—¿Hao sigue ahí? —pregunta Matthew bastante sorprendido—. Creí que lo llevarías a su casa apenas dieran las ocho de la mañana.

—Ja-ja —lo miro con molestia fingida—. Para tu información, eso iba a hacer. Pero... Agh, es una larga historia, mejor díganme cómo van en L.A —pido con una pequeña sonrisa.

El fotógrafo de la banda, Ricky, aparece por atrás con una sonrisa.

—Hola, Hanbin —saludó a la cámara y regreso el saludo.

Casi no lo conozco ni lo veo, sólo cuando la banda toca en un bar o festival. Su cabello es un poquito largo y está teñido de azul, es bastante alto y demasiado delgado.

—Ricky está haciendo un gran trabajo, al igual que todos. Y el concierto fue ¡asombroso! —exclama Jiwoong con entusiasmo.

—Oye, ¿y cómo está Hao? —pregunta Matthew y yo evito molestarme, parece bastante feliz.

—Está bien, supongo. Ya sabes, llorando por cualquier cosa que le diga.

—¿Qué? —su sonrisa se va y mira serio hacia la cámara.

—Es broma, mariposa. Está bien, lo llevé al cine.

Jiwoong le quita el celular a Matthew, tapa la cámara, se escucha algunos murmullos y en la pantalla vuelve a aparecer Jiwoong, pero sólo él. En una habitación diferente.

—No juegues así con Matt —me mira molesto y finjo estar indignado aunque realmente si lo estoy—. Que aún esté en tu casa y llevarlo al cine, ¿en serio, Hanbin?

—¡Hablo en serio! —exclamo y me cubro la boca para no despertar a Hao—. Admito que no fue mi idea, fue de un amigo, pero bueno... No fue tan malo... A excepción de cuando tomo mi mano. Es extraño, ¿sabes?

—¿De qué hablas, Hanbin? —me mira, entrecerrando los ojos—. ¿Qué le hiciste?

—¡Puta madre, que no le hice nada! —grito ahora molesto—. ¿Ves esto? —señalo la cortadita en mi mejilla—. Pues él lo hizo, así que dime quién está jodiendo a quién.

—Zhang Hao no golpearía ni a un ser tan inservible como su padre... O tú —me mira incrédulo.

Por un momento siento que me está comparando con su padre, que por lo que he escuchado no es nada agradable. Me duele un poco el pecho y siento una presión en la garganta. Quiero vomitar.

—¡Que sí! —me defiendo—. Oye, no me hagas gritar, está durmiendo y no quiero que se despierte para hablarme sobre una película que ya ví... ¡Qué fui a ver con él! —grito en un susurro.

Jiwoong se talla los ojos y niega.

—No, Hanbin. Es casi inimaginable, n-no puedo creerte. Pero te juro que si estás mintiendo e ilusionando a Matthew no volverás a ver nuestras caras —asegura.

—¡Puta madre contigo! —debo dejar de decir "puta"—. Cuando regresen se los demostraré y tú —lo señalo—, me deberás una disculpa... No, me deberás dos disculpas.

—¿Por qué dos?

—Porque yo quiero que te disculpes dos veces.

—Y si es mentira no será necesario que te disculpes, ya te dije que pasará —sonríe falsamente.

—Oye, ¿eres amigo mío o de Zhang Hao? —pregunto molesto.

—De Matthew —sonríe mostrando sus dientes y hoyuelos—. Por cierto, ¿cuándo regresarás a Hao a su casa?

—Le dije que cuando deje de llover lo llevaré —contesto recordando como es su casa.

—Hanbin... No entiendo, ¿por qué Hao defiende a su padre? No sería mejor si...

—Sí, supongo —interrumpo—. Pero no sé, supongo que es porque es su padre. Y después de todo, lo quiere, ¿no? Tú amas a tu padre.

—Sí, pero porque él me ama a mí. Me cuidó y crío a diferencia del de Hao... ¿Sabías que intentó huir de casa de pequeño?

—Sí, me contó una parte de la historia —le digo.

—¿No crees que..? Sería mejor, ya sabes, meter asuntos legales y todas esas cosas

—¿Con qué dinero Zhang Hao contrataría un abogado?

—Seras pendej... Hanbin, es maltrato familiar. Si Hao habla, el estado le dará un abogado, y ni siquiera es necesario. Ahora hay testigos, es cosa de actuar y ya.

—Lo siento, señor político —digo de mal humor—. Y no sé... Si Zhang Hao no habla es por algo, ¿no crees que algo se lo impide?

—No me sorprendería que fuera su padre el que se lo impide.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora