76.

401 60 12
                                    

—¿Por qué solo tú lo notaste? —pregunta.

—¿Notar qué?

Estamos sentados frente a frente sobre la alfombra de la sala de mi casa, yo con una cerveza a mi lado y él con una lata de refresco. Hace casi media hora que se despidió de los chicos, algo nostálgico y triste. Abrazos de más de dos minutos y frases como "Es por tu bien, todo estará mejor, lo mereces".

—¿Por qué sólo tú notaste que no quería irme de aquí por qué "Seúl es mi hogar"? —pregunta, jugando con la agujeta de su tenis entre sus dedos.

—Todo el tiempo que te veía estabas con alguien más. Hyunjin, Matt, Jiwoong, Hikaru... Quién fuera. Te ves feliz cuando estás con alguien más. Pero cuando te veía en los pasillos de la escuela solo, o cuando ibas de regreso a casa; tu sonrisa y alegría desaparecía, ¿qué importa Seúl? Si todas esas personas que te hacen sonreír se fueran, ¿qué quedaría?

Zhang Hao se encoge de hombros y bebe un poco de su refresco.

—Un hogar no es una calle o una casa, es la gente que te hace sentir feliz y vivo. Y sé que dijiste que no conocías nada de eso del amor —le digo, agachada un poco mi cabeza para intentar verlo a los ojos, pero él sigue mirando al suelo—. Pero sabes que no quieres quedarte solo, y que sólo quieres quedarte por la gente que vale la pena a tu parecer.

—Suena egoísta.

—¿Sí?

—No es justo que use a las personas para hacerme sentir mejor, y que cuando lo acepto nuevamente tengo que quedarme solo. Tal vez es mi maldito karma por ser un egoísta de...

—¡Zhang Hao! —me levanto del suelo, molesto. Pero me arrodillo frente a él, sin tocarlo para no obligarlo a mirarme—. La gente que quieres también te quiere, es algo mutuo, nadie pierde. No eres egoísta.

—No quiero quedarme solo, Hanbin —confiesa y pocos segundos después suelta un sollozo silencioso que quería soltar desde que nos fuimos del parque.

—No lo harás, Hao —aseguro, aunque yo lo dudo por dentro.

Me siento con las piernas cruzadas nuevamente enfrente suyo, esta vez hasta que nuestras rodillas se juntan.

—Quita tus manos de tus ojos —pido cuando oculta su rostro entre sus manos—. Hao, por favor... —insisto, tomando sus muñecas con suavidad e intentando quitar sus manos para que me mire.

—¿Algo hubiera cambiado si yo hubiera sido.... Normal? —pregunta, opacando sus palabras con sus manos.

Aprieto los puños con fuerza y tomo sus muñecas para quitarles de su cara con algo de brusquedad. Tomando su mentón con mi mano y casi saltando sobre él para besarlo de una manera casi desesperada, aunque a la vez brusca y molesta.

Por el repentino movimiento ambos caemos, Zhang Hao sobre su espalda y yo sobre él, apoyándome en el piso con mi brazo izquierdo y tomando su nuca con mi mano derecha para acariciar su cabello y piel del cuello.

—¿Crees que esto no es normal? —pregunto con molestia—. Zhang Hao toda mi vida creí que esto estaba mal. Y toda mi vida estuve mal —acepto—. No eres un error, eres una fantástica y hermosa persona, tan normal pero a la vez especial como todos, ¿bien? —pregunto y sus ojos lagrimosos me ven con atención, para segundos después asentir con la cabeza y dejar que algunas lágrimas caigan hacia sus orejas—. ¿Puedes prometerme algo?

—No. Pero puedo intentarlo —sonrío un poco y miro su cuello, bajando un poco el cuello de la sudadera para ver la marca que dejé la noche pasada.

—No dejes que nadie vuelva a tratarte como Yechan. Y no dejes que nadie sea tratado como tu madre. Enséñale a la gente a ser fuerte y valiente como tú, a encontrar algo bueno en la gente como yo. Pero siempre mostrando que ellos mismo son a quienes más deben cuidar... No pongas las necesidades de otros antes que las tuyas. No puedes ayudar a nadie si no puedes mantenerte de pie por tu propia cuenta —acaricio la marca en su cuello y dejo un beso en la punta de su nariz—. ¿Entendido?

Zhang Hao me mira sin decir nada, y al final levanta un poco su cabeza para acariciar mis mejillas y besarme como en nuestros primeros besos. Suave, tímido, dulce y con un poco de miedo. Miedo de tener que separarnos.

Me coloco sobre él como si fuera a hacer lagartijas y termino por hacerlas por broma. Separándome pocos segundos para luego flexionar mis brazos y bajar hasta darle un pequeño beso, viendo su expresión cambiar de un puchero a una sonrisa.

—Hao, no —rió un poco cuando toma mi nuca y no me deja levantarme—. Te voy a aplastar.

—Hazlo —sé encoge de hombros y continúa besándome.

—Necesito hablar contigo, por eso le dije a los chicos que te irías antes —hablo cuando noto que él no busca un simple beso—. No, Hao Hao. Habló en serio, espera —insisto y tomo impulso para ponerme de rodillas frente a él.

—Perdón —dice, con las mejillas rojas mientras se arrodilla también—. En serio, perdón... E-Es sólo...

—No, no, está bien —tomo su pequeña mano y acaricio sus nudillos mientras lo miro a los ojos—. Pero en serio necesito hablar contigo. Quería hacerlo desde hace días, pero no estaba listo y además había otros problemas.

—No entiendo —frunce ligeramente el ceño y yo sonrío tan poco que probablemente sólo se vea una mueca.

—Quiero que me conozcas y que sepas lo que hiciste en mí.

—Hanbin, no es...

—Hablo en serio, Zhang Hao —se cruzo de piernas en el suelo—. Para mí es importante contarte esto, para todos excepto Jiwoong y algunos amigos es un secreto —me rasco la nuca y suspiro con fuerza—. En cierta parte explica por qué no creí que yo podría ser... Gay.

—Está bien —sé cruza de piernas también y ahora él busca mirarme a los ojos, pero yo miro a cualquier lado, queriendo no sentir pena por lo siguiente—. Eres bueno, recuerda eso cuando termines.

—Y tú recuerda que cambié, mayormente por ti. Así que no me dejes, Zhang Hao. Por favor —pido.

Él asiente con la cabeza y mira al suelo para luego mirarme a mí, como si él tuviera que ser el que tiene que prepararse para hablar.

—¿Qué sucedió? —cuestiona.

—Tengo que decirte porque terminé con mi novia, Karina. Y también el por qué me fui de Seúl —digo, tomando la cerveza que está a mi lado para tomar lo que quedaba de un solo trago.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora