24.

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Llego a casa con una sonrisa. Jiwoong me ha invitado a su casa a jugar un poco, así que después de evaluar a los grupos voy directo para allá. Olvidando todo el trabajo atrás.

—¡Pagué treinta dólares por ese timbre, Hanbin! —grita Jiwoong cuando bajó al sótano.

—Sí, bueno, creo que gastaste treinta dólares a lo idiota —habló sentándome al lado de él—. Nadie usa esa cosa.

—Hao lo hace —comenta Matthew bajando con un smothiee en la mano.

Pongo los ojos en blanco e intento no irritarme al escuchar su nombre.

—O al menos eso hacia —dice—. Hace días no viene, ¿cierto Matthew? —habla Jiwoong mientras mata algunos peatones en el juego.

—¿Sabes algo, Hanbin? —pregunta Matthew.

—Mmm... No —me encojo de hombros—. Salió de los entrenamientos.

—¿Por qué? Es muy bueno —ríe Jiwoong.

—¿De qué hablas? —preguntó conectando otro mando y comenzando a jugar.

—Él y yo a veces jugamos en el patio —comenta—. Mierda, él es muy bueno en Basket. Nos ganó a Matthew y a mí en varios partidos.

—¿Qué? —no sé que tan distraído he estado, pero Zhang Hao apesta—. En clase juega peor que Matthew.

—¡Hey! —se queja.

—Lo siento —rió mordiéndome la lengua.

—No creí que lo fuese a hacer —dice Jiwoong.

—Sí, hablando de eso, me debes cincuenta dólares —dice Matthew, dándole un ligero golpe en la espalda.

—¿De qué hablan? —preguntó mientras mato a Jiwoong.

—¡Somos equipo, estúpido!

—Ups.

—Zhang Hao nos ha contado que eres su entrenador. Matthew le dijo que actuará como si no supiera jugar.

—¿Por qué demonios lo haría? —pregunto dejando a un lado el mando.

—Joderte —dice Matthew antes de que Jiwoong hable—. ¿Sirvió, Bin? —juguetea con mi cabello y alejo su mano de mi cabeza.

—¿De qué hablas? —pregunto levantándome bruscamente.

—Solo fue una broma.

—Sí, y en la escuela todos apestan. Necesito buenos jugadores, ¿saben qué? —hablo dirigiéndome hacia las escaleras—. No les creo, no me importa. Zhang Hao es inútil.

—¡Hanbin! —grita Jiwoong.

—No, Jiwoong, no lo digo porque sea gay —aclaro, aunque miento ligeramente—. Es que el chico es extraño. Manipulador, enfermo y un traumado.

—¿Y dices que no es porqué es gay? —habla Matthew viéndome con disgusto.

—¿Sabes qué, Hanbin? Ya es suficiente —dice Jiwoong levantándose y acercándose a mí.

—Sí, lo es. El chico me ha estado volviendo loco, y sí, en parte es porque es gay. Pero... No, Jiwoong, no entiendes.

—Será mejor que hablemos arriba.

—No, basta —dice Matthew—. Jiwoong, sé que quieres cuidarme de sus comentarios. Pero si va a hacerlos, que lo haga enfrente de mí, si es tan hombre tendrá suficientes huevos.

—Tú no hables —lo señalo—. A ti te quiero, idiota.

—Que linda manera de decirlo —dice.

—Hanbin, regresaste hace casi un mes y cada vez que vienes peleamos, siempre por lo mismo —afirma, la vena en su cuello se marca.

—Sí, solo desde que Zhang Hao llegó.

—Y solo porque tienes problemas con ello, de no ser así sería como los viejos tiempos... ¿O me lo vas a negar?

—Sería mejor si el chico se fuera —comento.

—Hanbin...

—Al menos no dijo que se muriera —habla Matthew—. Cuando me lo dijiste a mí, dolió.

—Estaba ebrio, Matthew.

—Los ebrios y los niños dicen la verdad, Hanbin —dice sabiamente mientras sonrío.

—Fue un accidente, yo te perdoné la vez que quisiste besarme, ¿lo recuerdas?

Hace cara una mueca de asco y asiente, tomando de su smothiee.

—Ni me lo recuerdes, estaba ebrio.

—"Lis ibriis y lis niñis dicin li virdid" —imitó su voz con burla.

—Me golpeaste en la cara, estamos a mano.

Me encojo de hombros.

—Que raros son —habla Jiwoong con su rostro lleno de confusión.

—No mentimos, Hanbin —dice Matthew—. Solo fue una broma y Jiwoong no pensó que lo hiciera.

Asiento con mi cabeza y miro escaleras arriba.

—Tengo que tomar aire, ¿bien?

—Pareces tener culpa —dice Jiwoong—. Estás más pálido de lo normal.

—Estoy bien, hablamos luego. Adiós chicos —hablo rápidamente y subo las escaleras.

Salgo de la casa, intentando no azotar la puerta, pero escucho el portazo detrás de mí.

Miro la casa de enfrente, dónde Zhang Hao vive. Pero... No siento culpabilidad, solo cierto cosquilleo en el pecho. Es bueno, porque me hace sonreír. Es extraño porque me hace sentir culpable.

Cuando giro para ir a casa, chocó con alguien. Ni siquiera escuché sus pasos venir.

—Perdón —dice esa voz.

Karina tiene los ojos rojos, la cara ligeramente hinchada y trae papel arrugado entre las manos.

—Y-Yo... Perdón —se disculpa de nuevo, negando con la cabeza.

—¿Por qué estás aquí? —pregunto sintiendo un pinchazo en el pecho.

—Y-Yo... —señala la casa de Jiwoong y niega—. S-Supuse que seguía viviendo aquí.

—Ah... —digo viendo la casa y luego la de Zhang Hao—. S-Sí, pero... No es un buen momento.

—Creí que podía hablar con... Matthew.

—Que Matthew nos haya presentado no significa que sea nuestro psiquiatra —comento algo molesto con ella y conmigo mismo.

Matthew me la presentó una noche, se lo agradezco hasta el momento, aunque duela.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora