Después de un ataque de magia accidental cuando Harry tiene seis años, Vernon va demasiado lejos. Cuando Harry se despierta, está gravemente herido y tiene más de cincuenta años en el pasado en otro mundo. Después de algunos cambios, Harry termina e...
Desearía que pudiéramos sanar / Te llevaré a casa / Te completaré
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El primer día de clases marcó el fin de sus días felices. Había sido fácil ocupar casi toda la atención de Harry cuando no había mucho que hacer en todo el día. Sería más difícil cuando hubiera clases, estudiar y otros estudiantes con los que tenían que ser amables. Por suerte, los dos iban al mismo colegio. Harry había hecho el examen de ingreso hacía un mes y lo habían aceptado.
Tom había preparado sus mochilas la noche anterior, asegurándose de que sus tareas de verano estuvieran cuidadosamente guardadas. Había ayudado a Harry con los deberes de verano en cuanto se anunciaron los resultados de los exámenes. Harry era bastante bueno en matemáticas y lectura, pero muy atrasado en latín. Tom ni siquiera creía que el colegio anterior de Harry hubieran enseñado latín, ya que básicamente había tenido que enseñarle a Harry todo lo que aprendieron el año pasado. No habían tenido deberes de verano en sus otras clases. El profesor de escritura les había dicho que practicarán su caligrafía, cosa que Tom hacía obedientemente en su diario todos los días, pero no había ninguna tarea que entregar.
—Vamos, Harry. Levanta la barbilla —ordenó Tom, ayudando a Harry a atarse el pañuelo negro de su camisa marinera en un moño elegante. Todo su uniforme era negro con detalles blancos. Quedaba bien y era práctico, porque el negro era difícil de ensuciar. Tanto el uniforme de Harry como el de Tom eran ropa usada que el colegio les había proporcionado generosamente. La señora Cole había confeccionado los trajes con sus escasas habilidades de costura, dejándoles líneas de puntadas en el interior que podían abrirse a medida que crecían.
—Pero, es muy temprano —se quejó Harry.
—Te acostumbrarás.
Harry jugueteó con sus medias de lana blanca, empujándolas hacia abajo desde donde le rozaban las rodillas. Tom se las arregló de inmediato, subiéndoselas hasta una modesta altura.
—No quiero llevar esto. Hace mucho calor —se quejó Harry. —Nunca había tenido que llevar medias.
La opinión de Tom sobre la familia de Harry cayó aún más. Ni siquiera habían vestido bien a Harry. ¿Qué había llevado Harry antes? ¿Trapos?
—Te encantarán cuando llegue el invierno —dijo Tom, poco comprensivo.
Arrastró a Harry hasta el comedor para desayunar. Por el camino se cruzaron con Billy, que palideció rápidamente y se estremeció antes de salir corriendo en la otra dirección.
Tom sonrió satisfecho.
—¿Qué crees que le pasa? —preguntó Harry.
—A lo mejor se ha acordado de que tenía que hacer los deberes de verano —dijo Tom encogiéndose de hombros con elegancia.
El desayuno era avena de nuevo.
Harry era la única persona que Tom había conocido a la que realmente parecían gustarle.
