┃08┃

867 146 15
                                    

Perdido en la oscuridad / Mi corazón tomado / Y descansando en tu corazón

Perdido en la oscuridad / Mi corazón tomado / Y descansando en tu corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tom se asomó al callejón donde habían terminado. Seguían en Londres, lo cual era un alivio. Sin embargo, se habían equivocado de zona. Había una especie de mercado: un montón de puestos que vendían productos frescos, productos de panadería, velas y otros artículos.

Deambulaban de un lado a otro, agarrándose nerviosamente. Algunos de los adultos que pasaban por allí les dirigieron miradas penetrantes, pero pasaron deprisa. Tras casi veinte minutos deambulando, no estaban cerca de averiguar dónde habían ido a parar.

Se detuvieron cerca de un puesto de adivinación para intentar orientarse.

Tras minutos de frenéticas discusiones sobre qué hacer a continuación, la adivina que estaba detrás de ellos soltó una carcajada.

—¿Se han perdido? —preguntó.

—No —mintió Tom de inmediato.

—Sí —dijo Harry al mismo tiempo.

—Cállate —ordenó Tom.

—Cállate tú —replicó Harry.

—Shh —espetó Tom.

—Shhh

Tom puso su mano sobre la boca de Harry, amortiguándolo.

—No estamos perdidos —dijo Tom con firmeza.

La adivina volvió a carcajearse.

—Déjame leer tu fortuna y te daré un mapa.

Tom entrecerró los ojos.

Harry le lamió la palma de la mano. Tom apartó la mano de un tirón.

—¡Harry! ¡Qué asco! ¡¿Qué te pasa?! —chilló Tom. Inmediatamente, quiso limpiarse la mano en el abrigo de Harry en venganza, pero había pasado demasiado tiempo vistiendo a Harry como para hacer eso. En vez de eso, sacó su pañuelo.

—No tenemos dinero para pagarle, señora —dijo Harry muy educadamente, como si no acabara de lamer a Tom como a un pequeño gremlin.

—Los clientes generan el negocio —respondió la adivina.

—¿Quieres decir que lo harás gratis? —preguntó Tom con desconfianza. —¿Por qué harías eso?

—Estoy aburrida —aclara la adivina.

Parecía bastante joven; Tom supuso que tendría unos treinta años. No se fiaba de ella.

—Claro —dijo Harry justo cuando Tom abría la boca para decir que no.

Tom casi se tira de los cabellos. Arrastró a Harry a un lado, siseando por lo bajo en su oído.

—Harry, es una charlatana. No nos va a leer la suerte.

Holly & YewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora