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¿Eres peligroso / Con tu medida de prueba? / Los pensamientos son astillas de oro / Fuga con la verdad

¿Eres peligroso / Con tu medida de prueba? / Los pensamientos son astillas de oro / Fuga con la verdad

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Harry había recibido instrucciones de presentarse en la sala de duelos.

Tom estaba, en pocas palabras, enloqueciendo. Harry estaba haciendo todo lo posible para tranquilizarlo, pero Tom se había puesto en modo control absoluto.

Tenían menos de cinco minutos antes de que empezara el duelo.

—¿Me estás escuchando, Harry? Primero tienes que maldecirlo —ordenó Tom, con cara de agobio. —No me importa si quieres ser sanador. Todavía no has hecho ningún tipo de juramento de 'no hacer daño'.

—¿No puedo simplemente esquivar? —se preguntó Harry.

—No, no puedes en absoluto. Acaba con él y acaba rápido. Cuanto más rápido lo hagas, menos posibilidades tendrás de salir herido. Ahora, ¿recuerdas el encantamiento escudo?

—Protego —dijo Harry obedientemente.

—Así es. ¿Cuál es la primera maldición que vas a usar?

—¡La maldición de la calabaza! —Dijo Harry con entusiasmo. El maleficio de calabaza era su nuevo hechizo favorito.

—¡No! —Dijo Tom. —Vas a tratar de noquearlo con Somnus. ¿No recuerdas el plan?

El plan consistía en veinte hechizos diferentes en un orden muy específico, con varias contingencias diferentes que Tom había intentado meter en la cabeza de Harry hacía aproximadamente dos minutos.

—Erm... No sé si quiero seguir el plan, Tom. Creo que trabajo mejor cuando hago las cosas en el momento, ¿sabes? Como improvisar.

—¡No, no lo sé! ¡No vas a hacer esto improvisadamente! —Tom estalló. —Me estás quitando años de vida, amenaza. Sigue la maldita estrategia.

—Tom, todo va a salir bien —prometió Harry, rodeando el hombro de Tom con un brazo. —Se acabará enseguida.

—Así será si no vas preparado —espetó Tom.

—No puedes controlarlo todo, amor —señaló Harry suavemente. —Nadie puede.

—¿Cómo estás tan malditamente tranquilo? —siseó Tom.

—Bueno, que estés tan ansioso me ha quitado todo el estrés.

—¡No estoy ansioso! —protestó Tom, rodeando a Harry con los brazos. —Solo estoy legítimamente preocupado por tu actitud de laissez-faire.

—Me lo tomo muy en serio —prometió Harry. —Pero los dos somos de primer año. ¿Qué es lo peor que podemos hacernos el uno al otro?

De alguna manera, Tom no parecía tranquilizado.

Caminaron por los pasillos de mármol hasta la sala de duelos. Un par de miembros del tribunal ya estaban allí. Y todos sus compañeros de curso. La sala se estaba llenando rápidamente.

Holly & YewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora