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Caminar solo contigo / Tarde tranquila / Aferrarse a algo

Caminar solo contigo / Tarde tranquila / Aferrarse a algo

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Tom no iba a dormir esta noche. Harry ya se había despertado dos veces con una pesadilla sobre el sótano y había necesitado calmantes para volver a dormirse. Tom pasó los dedos por los rizos de Harry y los ojos de este se cerraron lentamente por tercera vez en la noche. Acunó a Harry cerca de él, con el suave vaivén de su magia meciéndose entre ellos como el cambio de gravedad entre la luna y su sol. Los ojos de Harry se cerraron.

La puerta golpeó cerca de las cinco de la mañana.

Harry se despertó de golpe, con un grito ahogado en la garganta.

Tom lo hizo callar, con la ira punzándole en las venas. Por supuesto, esto tenía que ocurrir justo cuando Harry por fin había vuelto a dormirse.

Se levantó de la cama y abrió la puerta de golpe. Billy Stubbs estaba allí, agarrando a su conejo muerto.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Tom siseó. —¿No has hecho suficiente?

Billy lo empujó y Tom casi lo mata allí mismo, al diablo las consecuencias.

Control control control.

—Harry. Por favor, por favor, salva, Puff —sollozó Billy.

Billy empujó el conejo muerto hacia las manos de Harry, tirando de las manos sobre el pelaje enmarañado del conejo como si intentara activar él mismo la magia de Harry.

Una terrible mirada inexpresiva apareció en el rostro de Harry mientras miraba fijamente al conejo. Tom quiso taparle los ojos a Harry para protegerlo de aquella visión.

—Te mataré —le gruñó Tom a Billy, envolviendo y apartando las temblorosas manos de Harry de la criatura muerta.

Tom —dijo Harry en serpiente, cambiando su agarre, por lo que estaba agarrando las manos de Tom en su lugar. —Yo me encargo.

¿Estás seguro?

Confía en mí —dijo Harry.

Tom se sentó en la cama junto a Harry, mirando a Billy con absoluto desprecio.

Harry respiró hondo.

—Billy, ¿me has encerrado hoy en el sótano?

Billy se quedó helado.

—N-no.

—Sé sincero, gusano —espetó Tom.

—No te ayudaré si tú no lo haces —añadió Harry.

Billy bajó la mirada.

—Lo hice, yo lo hice. Lo lamen-

—Ahórratelo —espetó Harry. Beso sus dientes. —No lo sientes. Y realmente no me importa si lo sientes o no.

Holly & YewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora