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Oh, ¿acaso cesarán las maravillas? / Bendito sea el misterio del amor

Se quedaron despiertos hasta medianoche por el cumpleaños de Tom, como hacían todos los años

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Se quedaron despiertos hasta medianoche por el cumpleaños de Tom, como hacían todos los años.

—Feliz cumpleaños —deseó Harry, besando la mejilla de Tom cuando las agujas del reloj cambiaron.

—Gracias, Harry —dijo Tom, devolviéndole el beso.

—¡Primero, tarta! —dijo Harry dramáticamente, sacando una pequeña caja de cartón blanco que había escondido en su escritorio. La caja tenía amuletos refrigerantes, cortesía de los elfos. Se la pasó a Tom con entusiasmo. —Los elfos me ayudaron a hacerla para ti.

Era la primera vez que tenían una tarta de verdad para uno de sus cumpleaños.

Tom abrió la caja y descubrió un pastel de terciopelo rojo en forma de corazón.

—Yo quería que fuera verde —dijo Harry nervioso. —Pero los elfos dijeron que no era apropiado. Son muy estrictos con los pasteles. ¿Te gusta?

Tom tiró de Harry para que se sentara a su lado en la cama antes de rodearlo con los brazos.

—Es tan perfecto, Harry. No hace falta que sea verde. Fingiré que está teñido con la sangre de mis enemigos.

Harry resopló.

—Ew. Eso sabría asqueroso —dijo Harry, arrugando la nariz. Tom era tan tonto.

—Creo que sabría a victoria —bromeó Tom, pellizcando la nariz de Harry.

Harry apartó la mano de Tom para conjurar dos cucharas. Demolieron el pastel felizmente juntos, raspando el glaseado de crema de queso de los lados de la caja hasta que no quedó ni una migaja.

Harry soltó un grito ahogado.

—¡Espera! ¡Se me han olvidado las velas!

Tom se echó a reír y Harry se sonrojó de vergüenza. Se había emocionado demasiado para comer pastel.

—Tendremos que hacerlo el año que viene —dijo Tom, golpeando a Harry con el hombro.

—El año que viene —aceptó Harry. —Ahora, tu regalo de verdad.

Harry sacó la varita. Dibujó en el aire un signo de infinito que ardía en verde.

Ven, serpiente de luz —siseó Harry.

La serpiente se materializó a partir de gotas de luz, fundiéndose en un todo largo y anfractuoso. Carecía de forma, era más el concepto abstracto de una serpiente que uno real. Se irisaba, con la vaga aura de un arco iris, pero la luz que desprendía era más reconfortante que cegadora. Harry guardó la varita y extendió la mano. La serpiente de luz se acercó. Había tardado semanas en fabricarla; Astrid le había ayudado.

Holly & YewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora