┃13┃

797 133 28
                                    

Canción de cuna / Espero que me veas al otro lado

En agosto, encontraron una caja de gatitos abandonados en el callejón de la tienda de la esquina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En agosto, encontraron una caja de gatitos abandonados en el callejón de la tienda de la esquina.

Harry quedó prendado al instante. Le suplicó a la señora Roberts hasta que accedió a proporcionarle leche maternizada a cambio de ayuda en la tienda.

No tienen mamá —dijo Harry. —Como nosotros.

Hacía mucho tiempo que Tom no pensaba en su madre. Ella lo había dejado sin nada más que su nombre. Le guardaba rencor por su muerte, un rencor infantil que no podía superar.

Harry acunó a los gatitos en su regazo, alimentándolos con un biberón de forma experta. La señora Cole dejaba que Harry alimentara a los bebés con biberón en Wool, así que tenía mucha experiencia. Tom no entendía que Harry se dedicara a alimentar a los débiles. Le molestaba, sobre todo porque cuando Harry tenía algo que mimar apenas le prestaba atención a Tom.

Había cinco gatitos. Un esmoquin, dos negros, uno gris y uno blanco. Harry frotó la mejilla contra su suave pelaje cariñosamente.

Tom puso cara de asco. Los gatitos vivían en la calle. ¿Quién sabe lo que habían contraído? Harry se ducharía inmediatamente en cuanto llegaran a casa.

—¿Quieres sostenerlos? —preguntó Harry.

Tom arrugó la nariz.

—No, gracias.

Harry puso los ojos en blanco, pero lo dejó pasar.

Visitaban a los gatitos varias veces al día. Harry los adoraba como si fueran suyos. Le suplicó a la señora Roberts que dejara que los gatitos se quedaran en la tienda de la esquina, pero ella se opuso.

—¿Crees que la señora Cole nos dejará tenerlos en Wool? —preguntó Harry, acariciando al gatito de esmoquin. Le dio un beso en la barriga y el gatito saco las garras por reflejo, haciendo reír a Harry. Tom lo fulminó con la mirada.

—Ella dijo que no más mascotas ahora que Billy se ha ido —dijo Tom, no queriendo alentar más a Harry.

Harry les dio agua a los gatitos. Succionaron de sus dedos.

Deberíamos ponerles nombre —dijo Harry. —Tú primero.

—No me apetece mucho ponerle nombre a un gatito callejero y mugriento —resopló Tom.

Harry volvió a poner los ojos en blanco.

—Bien, yo primero. La gatita negra de ojos verdes puede ser... Emi, por Emiliani de Venecia, la patrona de los huérfanos.

—El del esmoquin con los ojos azules puede ser Lucifer. Por el Diablo —dijo Tom.

Harry le lanzó una mirada de decepción, totalmente improcedente. Tom estaba ayudando.

Holly & YewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora