La rabia de Nanashi y el perdón de Hiro #18

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Ikaros se sorprendió al ver como la criatura partia en dos la gran puerta junto a la muralla del castillo y parte de la cima de la montaña donde el castillo estaba construido. El jardín delantetero estaba lleno de Ángeles y al final de ellos vestido con una túnica dorada se encontraba el creador de la endemoniada criatura roja.

-Nanashi...¿Que te a sucedido? preguntó con tristeza el dios Hiro.

Nanashi respondió con una estampida con la que aplasto al primer grupo de defensa.Ni el segundo ni el tercero pudieron frenar a semejante poder maligno.
El maestro Daghda fue el único que consiguió pararlo al incrustarle su martillo de guerra en la cabeza y así aturdir a Nanashi.

El joven Ikaros temiendo por la vida de su maestro decidió ir a su ayuda. La espada de Nanashi calló al suelo y el martillo de Daghad se hizo añicos. Los dos empezaron a intercambiarse poderosos puñetazos que cada vez que chocaban sus puños se producían pequeños temblores y entre ellos saltaban chispas.

Ikaros enseguida se unió a la batalla y gracias a sus sentidos super agudizados esquivó cada golpe pero a su vez no conseguía aceptar ninguno a Nanashi. De las manos de Daghda surgieron dos esferas oscuras de las que salian pequeños rayos blancos y atacó con ellas a Nanashi. Pero Nanashi despues de un gran suspiro se trago las esferas como si fueran aire.

La devoradora de vida que erá el nombre de la espada dea bestia se elevó y voló hasta las manos de Nanashi. Daghda recibió un pequeño corte en el pecho y un instante despues la llama de la vida en su interior se apagó.

Ikaros intentó asestarle una estocada con su Kartikkeya a Nanashi pero Nanashi lo empujó mandandolo la parte delantera del Castillo donde ahora había un abismo de profundidad casi infinita.
Pero se salvó clavando su espada en el borde del precipicio. Levantó el vuelo y desde el aire atacó con ataques furiosos a Nanashi que parecía estar tan rabioso que no se enteraba de los impactos mientras caminaba hacia delante fijandose en el rostro de Hiro. Sin artícular palabra introdució la devoradora de vida en el pecho de su padre. Hiro no intentó defenderse y mientras moría de sus brazos emanaba una energía azul que depósito en el corazón de Nanashi.

-Hijo mio ya a pasado todo  no te guardo rencor. A pesar de tus pecados tu serás el que salvará a todo el universo- esas fueron las ultimas palabras del Dios Hiro.

Ikaros se quitó su azulada y pesada armadura lo mismo hizo con su pesada espada Kartikkeya. En un último intento de vencer a la bestia usó todas sus fuerzas para agarrarlo por la espalda y saltar junto con Nanashi al infinito abismo.

Leyendas de fuego y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora