Carmesí #39

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Una extraña mezcla de furia, desesperación y esperanza flotaba en el ambiente cada soldado se esforzaba al máximo para repeler a los enemigos.

Las gotas de sangre bajaban rápidamente por el brazo de Miguel hasta desembocar en el suelo. Miguel mientras se apretaba con fuerza la herida de su hombro empezó a sentir en su pecho una sensación de agobio a la vez esquivó el primer ataque de Sarpedón.

Aquella guadaña sonaba como si cortase el aire al moverse pero Miguel no se echaría atrás en ningún momento así que cojio su espada y le plantó cara a su siguiente contrincante.

Con el contacto entre las dos armas se dejaba ver pequeñas chispas que surgian, parecía como si fueran pequeñas y plateadas mariposas que estaban revoloteando bajo la lúcida luna.

Los dos se atacaban a mucha velocidad Sarpedón atacó a Miguel cuando estaba desprevenido pero Miguel lo esquivó quedando así la guadaña clavada en el suelo. Miguel atacó con una estocada pero Sarpedón contraatacó con un detallada tan potente que rompió la espada.

Miguel ahora estaba desarmado y débil por la herida de su hombro no podia defenderse usando el cuerpo a cuerpo pero un buen Guerrero tenia que ser oportunista para aprobechar cualquier oportunidad y sacar ventaja usando todo lo que este a su alcance.

Miguel concentró energía en su puño izquierdo que se envolvió en un aura Blanca y despues lanzó un pequeño destello hacia los ojos de Sarpedón que por la cegera temporal comenzó a atacar a todo lo que había cerca de él.

Cuando Sarpedón recuperó la vista se dio cuentate de que Miguel ahora portaba la espada de Memnón y con ella le corto a Sarpedón la mano con la que sujetaba la guadaña.

Sarperón furioso intentó morderle en la espalda y fallo pero se llevó por delante la coraza de la armadura en la espalda de Miguel se podian ver dos grandes cicatrices como si le hubieran arracado algo.

Además misteriosamente la herida de su hombro estaba medio curada Miguel se giró hacia Sarpedón y le dijo - Lo que pasa en la guerra se queja en la guerra-.

Tras decirle eso Miguel se desplazó hacia Sarpedón introduciendole en el estómago una microscopica esfera roja que le hizo saltar en mil pedazos.

Miguel se arrodilló en el borde del barranco para observar el desenlace de la batalla contra los arácnidos quedó sorprendido al ver como aquel dragon azul regresaba a la katana de Gamaliel. Entonces notó como su costado era atravesado por la fria hoja de una katana.

Miguel se giró para ver a su atacante y vio a un enemigo vestido con una extraña armadura carmesí y un yermo que imitaba la imagen de un dragón.

Leyendas de fuego y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora