Capítulo 11

82 9 22
                                    

Lucas

Las mañanas en Londres se pueden describir como algo más que frescas. Aún así el frío clima no me impide levantarme temprano, tomar una ducha de agua hirviendo para comenzar mi día. Salgo de mi habitación y la soledad de la casa me da la bienvenida. Seguramente los señores junto a Walter se han marchado rumbo a Bristol, tengo entendido que Jason Hederson pretende abrir una empresa de químicos en esa ciudad. Tampoco hay rastro de Jade, deduzco que es muy temprano para que despierte ahora que está recién graduada y con la vida probablemente resuelta.

Bajo las escaleras encontrándome a Joana haciendo una limpieza por toda la casa. Al verme sus ojos se iluminan y muestra esa sonrisa agradable que tiene siempre para ofrecer. Me atrevo a decir que es la mejor persona que tolero en esta casa. Con dulzura me pregunta si quiero algo para desayunar y lo rechazo con amabilidad. Insiste un poco pero le hago saber que prefiero comer algo luego.

Continúo mi camino hacia el patio trasero de la casa, lleno de aroma y con la enorme piscina en forma de ocho adornando el lugar. La brisa tan fría me hace cerrar los ojos por un segundo tomando una gran bocanada de aire. Me tardo unos segundos en notar a Carlos haciendo su trabajo habitual. Él es un colombiano que oscila entre los cincuenta o sesenta años y es el jardinero de la familia quien se encarga de cuidar con tanto recelo las flores de la señora Dana y por supuesto de cortar el césped cuatro días a la semana. Al parecer hoy vino más temprano porque lo encuentro recogiendo sus cosas, pasa por mi lado dándome un saludo cordial a lo que respondo con un asentimiento de cabeza.

Me estiro un poco y tomo la mediana vara de madera resistente que le pedí a Carlos cortar y moldear para mí. Me sirve como el reemplazo de un bastón, objeto usado en artes marciales y decido comenzar con el entrenamiento básico de defensa. No puedo perder mis habilidades puesto que no tengo ni idea de lo que se pueda llegar a presentar en esta familia aunque puede que tenga mis sospechas. Son ricos, poderosos y famosos en el país, es normal que tengan enemigos que quieran hacerles daño por el simple hecho de querer sobresalir. Lo único raro que he percibido hasta ahora fue la pequeña persecusión de hace una semana, alguien nos perseguía de lejos, por tanto, no me permito correr riesgos.

Diviso a la peli roja mirarme desde el interior de la casa a través del cristal. Me miraba con atención y extrañeza por su ceño tan fruncido. Me tomo unos segundos para darle un vistazo. Tenía el cabello recogido con una goma en una cola bien alta que las puntas llegaban a la mitad de su espalda. Vestía un top de entrenamiento de color gris, de esos que están hechos de materiales transpirables, también traía una pantalones deportivos elásticos de color negro y unas zapatillas. A medida que se acerca noto sus mejillas coloradas y gotas de sudor correr por su frente. Al parecer Jade Hederson dejó de ser una holgazana, está claro que se estaba ejercitando.

—¿Qué se supone que haces?—pregunta con diversión pero a mí no me hace ningún tipo de gracia. Me quedo callado, ella rueda los ojos y pone sus manos en la cintura. La recorro rápidamente con la mirada. Es delgada pero con proporciones que resaltan sin ser exageradas, la ropa deportiva aferrándose a cada una de sus sutiles curvas.

Es una mujer con cualidades y lo sabe, tiene confianza en sí misma. Pero sigue siendo una niña irritante.

—¿Es algún tipo de arte marcial?—vuelve a indagar, curiosa y asiento para callarla. Ladea su cabeza mirándome con ojos inquietos, una pequeña sonrisa se asoma por sus labios—¿Por qué no me enseñas?.

Alzo una ceja. ¿Debería? Mi obligación es mantenerla vigilada y por ende a salvo, pero tal vez deba aprender a defenderse. Solo un poco por si algún día no estoy cerca.

—Bien—acepto y por la expresión en su rostro puedo ver que está muy sorprendia ante mi respuesta. Le extiendo la vara y alza una ceja—Para aprender a defenderte lo primero que necesitas es confiar en tu instinto de supervivencia. Si te doy esta arma. ¿Qué puedes hacer?

DestructivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora