Capítulo 38

18 3 0
                                    

Jade

Me muevo en la cama, incómoda. Toco por inercia el espacio a mi lado y abro los ojos al no sentir la presencia de Lucas. Seguía siendo de noche y la luz tenue de la luna llena se colaba por la ventana de su habitación.

Me estrujo los ojos con las manos y doy un respingo al sentir un estruendo, el cual proviene de la sala o de la cocina. No sé definirlo. Cuando me incorporo un poco observo a Lucas junto a la puerta cerrada, con la oreja pegada a la misma como si estuviese escuchando lo que pasa. Al darse cuenta de que he despertado coloca el índice en sus labios dándome a entender que guarde silencio. El gesto me alarma.

Me levanto de la cama yendo hacia él.

—¿Qué sucede?—pregunto cuando quedo lo más cerca posible.

Vuelvo a sentir un estruendo alarmante.

—Hay personas en casa—responde mirándome y el corazón se me acelera.

—¿Personas? ¿Quiénes?—dudo nerviosa.

Lucas no me responde. En cambio va hacia la mesita de noche que quedaba al lado de su cama y con cuidado saca su arma. Abro mis ojos de forma exagerada y me acerco a él.

—¿Qué vas a hacer?—lo miro y no me responde—Lucas...

—No salgas de la habitación—me coge la cara con las manos para que le ponga atención  y niego. No voy a permitir que se enfrente a lo que sea que pase ahí fuera.—Pase lo que pase...

—No—lo interrumpo. No me está gustando nada por donde marcha la situación—Llamaré a la policía desde aquí, no demorarán en llegar.

—Jade—llama mi atención—¿Confías en mí?.

—Por supuesto que lo hago—respondo sin dudar—Pero tengo miedo de que...

—No tienes que tener miedo porque yo estoy aquí—besa mi frente por primera vez y eso hace que mi corazón se derrita—Métete en el armario.

Niego temblorosa.

—No voy a dejarte—respondo con voz quebrada.

—Has lo que te digo—advierte y siento otro estruendo.

Abre la puerta del armario y yo dudo por momentos. Su mirada tan fija hace que lo obedezca contra mi voluntad y con manos temblorosas tomo la manilla del armario una vez que me acomodo dentro, escondida entre su ropa.

—No salgas de aquí. No hasta que venga a buscarte—ordena y asiento.

Hace el amago de irse pero lo llamo por su nombre.

—Te amo—agrego y no recibo respuesta. Solo un pequeño asentimiento de cabeza.

Cierra la puerta del armario y sujeto fuerte la manilla para mantenerlo cerrado. Mis manos están sudorosas, el corazón me late a mil y cierro mis ojos con fuerza. Lo primero que escucho es como abre la puerta y luego mis ojos se abren cuando siento un fuerte disparo retumbar por toda la casa.

Los ojos se me humedecen y con mi mano libre tapo mi boca para no emitir sollozos. Tengo los nervios a mil, los que se alteran con cada disparo que escucho.

2, 3, 4...

Luego de cuatro disparos lo único que se aprecia es...silencio. Uno que no me trae buena espina.

Trato de controlar mi respiración y espero de forma impaciente a que Lucas venga a por mí, tal y como lo dijo. Los minutos pasan y salgo del armario. No puedo quedarme más tiempo. No puedo obedecer su orden al cien por ciento. No cuando se demora tanto en regresar.

DestructivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora