Capítulo 24

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Jade

—Hola cariño—susurra Lewis mientras se arrodilla frente a la tumba y pasa sus dedos por el nombre escrito en blanco—Lamento no haber venido la semana pasada pero mira, vine con nuestro hijo.

Señala a mi guardaespaldas y los ojos se me quieren salir de órbita al mismo tiempo que me quedo congelada en mi sitio. Miro a Lucas que traga saliva y vuelvo a mirar la lápida. Es...¡Dios mío! Es su madre.

El pecho se me comprime de tristeza ante la situación.  No tenía ni la más mínima idea, tampoco tengo como saberlo, Lucas es cerrado, con un carácter fuerte y no le confesaría algo así a la chica que tiene que proteger. Se me nubla la vista porque no puedo imaginar su dolor, ni siquiera concibo la idea de vivir sin mamá. No, eso ni pensarlo.

Un recuerdo me llega a la cabeza de momento. Al inicio de Lucas trabajar para mi familia, íbamos hacia la modista para ver mi vestido de graduación, Lucas aceleró el auto porque nos estaban siguiendo (me lo confesó hace poco cuando comenzamos a investigar a mi padre), entonces yo...

—¡¿Es que acaso tu madre no te enseñó modales?!.

Me cubro la boca con las manos ante el flashback. ¿Cómo pude gritarle algo así? La expresión de su cara, el enojo, la furia...

No tenía ni idea.

Lo observo y sigue de pie a unos pasos de su padre. Su rostro sin demostrar un sentimiento está presente y sus ojos puestos en la tumba de su madre.  Su nuez de Adán se mueve cuando pasa saliva de nuevo y siento un enorme impulso de ir hacia él, hacer la inevitable pregunta de si está bien y...abrazarlo.

Reprimo el impulso de inmediato. Es un momento íntimamente familiar y yo estoy de agregada por el simple hecho de que Lucas no puede despegarse de mí aún si estamos en Manchester. Doy media vuelta dándole la espalda a la escena que me resulta dolorosa y camino unos pasos dándoles espacio. Me limpio una lágrima que rueda por mi mejilla mientras me apoyo en un árbol lo suficientemente lejos de la situación para esperar sin mirar en ningún momento hacia atrás.

●●●

El resto del día transcurrió de forma tranquila. Lucas se dedicó a cocinar (nunca pensé que tuviera tal habilidad y que fuese tan bueno en ello). Lewis trabajó en su carpintería y yo, pues, me la pasé divagando.

Eran las diez, estaba acostada en la cómoda cama de Lucas mientras miraba mi teléfono. A todas estas olvidé que estoy desempleada y no tengo algo en mente. La pregunta de por qué mi padre no quiere que trabaje en el conglomerado creo que se responde sola. Aunque podría intentarlo...

La puerta del cuarto se abre mostrando a Lucas y me acomodo en la cama sentándome en ella para mirarlo. Miro cada acción que hace, va hacia el clóset tomando una almohada y arrugo mis cejas confundida. 

—¿Qué haces?.

—Puedes dormir aquí, yo lo haré en el sofá—señala.

—De ninguna manera—contradigo—Es tu cama y es enorme, los dos podemos dormir perfectamente en ella.

—No creo que sea lo correcto. 

Lo miro sin poder creerlo.

—No pensarás que voy a violarte ¿o sí?—me mira de golpe y me río—Pongo una almohada en el medio si es lo que quieres.—continúo bromeando.

Se queda callado con intención de ignorarme y bufo.

—Bien.—me levanto de la cama—Dormiré yo en el sofá entonces.

—Está bien—para mi sorpresa se exaspera y acepta—Eres tan irritante cuando te lo propones.

—Lo sé—me encojo de hombros volviendo a la cama.

DestructivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora