—Déjame ver si comprendí esto de la forma correcta.
Sentado al estilo Buda en el sofá individual de su sala, Noah masticó tranquilamente el sandwich de huevo que King mismo había preparado para él, mientras observaba al susodicho pasearse frente a la chimenea, pareciendo pensar y repensar algo profundamente. Él había estado actuando así desde que habían terminado de hablar y Noah le había contado todo el problema, lo que había abarcado prácticamente todo lo sucedido los últimos dos meses de su vida.
Y entonces King había comenzado a pasearse mientras analizaba, según él, la situación.
—Tu me estas diciendo que los locos desquiciados de tus abuelos están presionándote para casarte y tener un heredero para sus malditos negocios —dijo con cuidado—. Y tu solución, en vez de enviarlos al infierno, fue llamarme a mi para que te ayude a llevar adelante un matrimonio falso para que te dejen en paz, ¿voy bien?
Noah asintió suavemente antes de hacer una mueca—. Si, más o menos —admitió, masticando distraídamente—. Pero en mi defensa, no es como si simplemente pudiese mandarlos al diablo, ellos no son como tu familia, King, la comprensión y amor familiar no están dentro de su vocabulario, mucho menos cuando su dinero y negocios son los que están en juego.
—Sé eso, es solo que... —su voz se desvaneció en un suspiro antes de mirarlo—. ¿Por qué yo?
Masticó lentamente el último trozo, encogiéndose de hombros suavemente—. No sé —admitió—. Pensé que eras el mejor partido; estás en una situación muy similar y un acuerdo matrimonial no te es ajeno, así como tampoco el tomar medidas drásticas para conseguir ciertas cosas, pensé que podía funcionar.
—Te refieres a que no me sentiría herido si tuvieses que buscar a un tercero para poder cumplir con el deseo de descendencia de tu familia.
Noah dudó, pero asintió silenciosamente luego.
King suspiró nuevamente, parecía estar haciendo mucho eso últimamente, y volvió a pasearse por un tiempo antes de preguntar:— ¿Que hubiese pasado con Darius si hubiese aceptado seguir con tu pequeño plan?
—Uhm —rascó distraídamente su nuca—. Yo quizás tuve la loca idea de juntar a Reb y Darius.
—¿Reb y Darius? —dijo lentamente, su rostro mostraba perfectamente lo desquiciada que le parecía esa idea—. ¿Acaso estás loco? ¿Quieres que mi hermanito termine en la cárcel por asesinato? Porque eso sería lo que ocurriría, Reb odia la existencia de Darius, ¿en que estabas pensando?
—¡No sé! Solo me pareció una buena idea en ese momento —se defendió—. De todas formas no funcionó muy bien.
—Teniendo en cuenta que el tipo durmió en tu cama anoche, supongo que no, no funcionó como esperabas.
Haciendo una pequeña mueca, Noah se entretuvo juntando las migas perdidas y dejándolas caer en el plato en su mano.
—¿Por qué no pedírselo directamente a Darius? —King soltó de golpe, logrando que Noah lo mirase—. Ese hombre esta loco por ti, habría aceptado cualquier cosa de poder estar a tu lado.
—No quería que me odiase si me obligasen a tomar otras medidas para cumplir con las peticiones de mis abuelos, aun no quiero —admitió suavemente—. Temo que terminemos como mis padres.
King bufó—. ¿Estás bromeando? Ustedes no son tus padres, no hay forma de que terminen igual —dijo—. La situación es muy distinta.
Noah vaciló por un instante antes de admitir—. Me diagnosticaron esterilidad secundaria, King.