N/A: ¿Vieron cuando planean algo y les sale otra cosa completamente diferente? Bueno, así me pasó con este capitulo.
Tenía muchos planes, pensé que iba a ser mucho más extenso y... tuve fiebre dos días y esto fue lo que salió, lo siento.
También esta el hecho de que no soy muy buena con todo el tema de las bodas, estuve solo en una en toda mi vida y me importaban más lo incomodos que me quedaban los tacos y la forma en que me iba a ir de cabeza gracias al suelo disparejo (fue una boda en el exterior) que lo que dijeron en la ceremonia.
Además de que sentía una extraña compulsión de gritarles el error de sus decisiones en la vida, pero mi abuelita dijo que eso era de mala educación... y aunque no le hago mucho caso, llegué ahí en su auto, no quería volver a mi casa a pie.
De todas formas... lo siento, y espero que igual les guste.
Gracias por leerme.
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—Un tono más pálido y los invitados pensarán que eres un maldito fantasma, ¿puedes calmarte de una vez?
Deteniendo su caminata, Darius le lanzó una mirada a Dorian antes de enseñarle la lengua y volver a pasearse. Estaba nervioso, podía sentir todo en su interior retorcerse, no podía detenerse a si mismo. Y lo peor era que no tenía idea de porqué estaba en ese estado, después de todo, había soñado con ese día desde que era un niño pequeño. Siempre había sabido que se casaría con Noah, aun a través de todos los problemas y obstáculos que se les presentaron, siempre supo que su historia desembocaría en ellos juntos.
Él hasta había planificado su boda con anticipación. Noah lo había observado de una forma un tanto extraña, entre cariñoso y extrañado con él, cuando había sacado a relucir su album de recortes donde había plasmado cada detalle de como sería la ceremonia perfecta. A Darius no le había importado eso, sabía que era raro, Dorian y Damon se lo habían recordado diario mientras lo observaban ir a través de diferentes revistas de bodas y recortar las que le gustaban, cuando era solo un niño.
Así que no, esto no era algo para lo que no se hubiese preparado antes.
Entonces, ¿por qué estaba tan malditamente nervioso que podía sentirse temblar como si estuviese a dos segundos de deshacerse en pedazos?
Si seguía de esa forma, iba a terminar espantando a los invitados, y más importante, asustaría a Noah. El joven siempre se había mostrado extremadamente empático cuando de su estado anímico se trataba, Darius estaba apostando todo su dinero a que solo le bastaría darle un vistazo para saber lo que sucedía en su interior. Y él no podía arruinar esto, no ahora estando tan cerca de lograr lo que siempre había querido.
—Quizás deberíamos darle algo —Damon comentó, observándolo con preocupación desde su lugar cerca de la puerta donde se había estacionado para evitar que Darius escapara en busca de Noah, porque quizás si había intentado hacerlo al menos unas cinco veces—. ¿Aun tienes esos calmantes que te recetaron hace un tiempo, Dor? Puede que uno de esos le viniese bien.
—Si le doy uno de esos, estaría babeando y hablando de ovnis a mitad de la ceremonia —el mayor rio entre dientes—. No sé que tienen esas mierdas, pero hacen girar tu maldita cabeza. Tuve sueños muy extraños cuando los tomaba, y cuando estaba despierto también actuaba como un desquiciado.
—No culpes a las pastillas, Dor, tu siempre has sido raro.
Levantando su mano, el mayor le enseñó el dedo medio a Damon antes de girarse a su pequeño hermano, dándole una mirada realmente preocupada—. ¿Estás bien, Darius? —preguntó—. Te ves como a dos segundos de desmayarte.