Capitulo Veintitrés.

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 —¡Una boda! ¡Amo las bodas! Siempre hay alcohol por todos lados.

Mirando la recién encontrada emoción de su cuñado por la celebración, Noah rodó los ojos. De los tres hermanos, Dorian era a quién más tendría vigilado. Era de conocimiento público que aunque se trataba del mayor de los niños Baker, también era el más problemático. Dorian no tenía ningún control de si mismo, mucho menos cuando el alcohol estaba involucrado.

Según Darius, esa actitud venía con el apellido. Y teniendo en cuenta que Damon era bastante similar antes de conocer a Blue y convertirse en padre, Noah tenía que darle la razón en eso.

Darius por su parte, siempre había sido el más tranquilo de ellos. En parte, porque en general, tendía a quedarse atrás, prefiriendo girar alrededor de Noah que seguir a sus hermanos mayores en sus travesuras. Más de una vez, los otros dos lo habían tratado de perrito faldero por siempre estar corriendo detrás de él, pero sin importar las burlas, él jamás había cambiado eso.

Desde el sofá individual, aun palmeando suavemente el pañal de Shiloh, quién dormitaba sobre su pecho, Damon le lanzó una mirada a su sonriente hermano—. No te veas tan feliz —dijo—. Tienes prohibido beber ese día.

Perdiendo parte de su alegría, Dorian lo miró espantado—. ¿Que? ¿Por qué? —frunció el ceño, poniéndose a la defensiva—. ¿Quién lo dice?

—Yo lo digo —Damon gruñó de vuelta—. Y si no me obedeces, voy a golpearte.

—Pero... pero... —hizo pucheros, viéndose completamente descorazonado con la orden—. Pero, ¿por qué? Que tu ya no puedas beber es tu problema, no destruyas la diversión de los demás.

—Tu definición de "diversión" estando ebrio, es muy diferente a la definición que aparece en el diccionario. —dijo, atrapando el chupón de Shiloh cuando este lo dejó caer en su sueño sin apartar su mirada de advertencia de su hermano—. Es la boda de nuestro hermanito, ten un poco de consciencia de ti mismo y de amor fraternal, y permítele tener una fiesta sin tener que verte siendo exorcizado en una pista de baile.

—No bailo tan mal —aseguró antes de dudar y girar hacia Noah—. No bailo mal, ¿verdad?

Sabiendo que mentir se le daba fatal, Noah aclaró su garganta y evadió—. Cada uno tiene su propio estilo.

Damon rio suavemente ante su respuesta mientras Dorian ponía mala cara—. Ni que ustedes fuesen bailarines increíbles.

—Blue nunca se ha quejado de como bailo —Damon canturreó, y era obvio por su sonrisa traviesa que no estaba refiriéndose a lo que se hacia en un club o quizás si, Noah prefería no adivinar.

—Eres un asco —Dorian arrastró, viéndolo con evidente fastidio, antes de girarse hacia Noah—. De todas formas, tú tienes la última palabra en esto, ¿verdad que si me dejarás beber en tu boda?

Noah lo miró en blanco, sin tener idea de que decir en respuesta, pero la silueta de la persona entrando detrás de Dorian le ahorró el tener que buscar palabras para rechazar la petición. Noah sabía perfectamente lo que sucedería mucho antes de que el golpe hiciese eco dentro de la sala.

—No pongas a Noah en aprietos —Dario gruñó, pasando a un lado de su hijo—. Y no vas a beber, luego del show que diste en la boda de Wolf y Nicky, deberían prohibirte siquiera sentir el olor al alcohol.

Frotándose la zona donde la mano del mayor impactó en su cabeza, Dorian puso mala cara—. Pero si no hice nada —dijo ante de intentar desde otra perspectiva—. ¿Y si me comprometo a ser todo un angelito?

Dejando una taza de té en manos de Noah, el mayor le lanzó una mirada a su primogénito—. ¿Quieres hablar de esto con tu otro padre? —interrogó—. Estoy seguro de que Drew va a estar encantado de escuchar tu pedido.

DariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora