Capitulo Cuarenta y Siete.

319 56 40
                                    

—¡Bebé!

Sentado entre un montón de almohadas dispuestas especialmente para él, Noah sostuvo el pequeño cuerpo de Natsu para evitar que resbalase mientras abrazaba su enorme barriga como si fuese su peluche favorito. Desde que sus bebés habían comenzado a mostrarse, Noah parecía haberse convertido en la nueva persona favorita de Natsu. El pequeño parecía particularmente apegado a él, Nee hasta había bromeado diciendo que quizás podía comunicarse con los gemelos.

Mientras observaba las pequeñas manitos apretarse sobre su piel y el movimiento en respuesta desde el interior, Noah no podía evitar pensar que en la probabilidad de que eso fuese cierto.

Acercándose con un plato de galletas en la mano, Kai lo dejó sobre la mesa cercana y observó a su hijo con una sonrisa—. Dos bebés —corrigió—. Noah tendrá dos bebés.

Natsu solo parpadeó hacia él, obviamente intentando comprender que quería decir con eso, pero demasiado pequeño para entender el concepto. Por su parte, Haru, quién estaba sentado un poco más alejado de Noah, con su mirada fija en su barriga y una expresión obviamente curiosa en el rostro, frunció el ceño.

¿Dos? —repitió—. ¿Cómo llegaron ahí los bebés? ¿Tío Noah se los comió?

Ocultando una sonrisa detrás de su mano, Kai miró a su hijo—. No, cariño, tu tío no se comió a los bebés —dijo con paciencia—. ¿Recuerdas ese libro que leímos antes? ¿El de los dos conejitos que se amaban mucho, mucho, y de ese amor nacieron muchos conejitos bebés? Lo mismo sucedió con Noah.

El ceño se frunció más y ahora estaba mirando el rostro de Noah, buscando algo—. Entonces, ¿tío Noah es un conejo disfrazado?

Bajando la cabeza, Noah intentó aguantar la risa mientras veía el esfuerzo de Kai por no reírse—. No, Haru, él no es un conejo —dijo—. Pero las personas y los conejos a veces se parecen.

Noah hizo una mueca—. ¿Estás seguro de que quieres decirle eso? —dijo—. Parece como si lo pudiese confundir más.

—Si, luego de que dije en voz alta me di cuenta —musitó. Volviendo a su obviamente confundido hijo, comenzó de nuevo—. Olvida los conejos, cariño. Entonces, la explicación es que cuando dos personas se aman mucho, mucho, mucho, se casan y se acuestan a dormir juntos, entonces un bebé nace dentro de la panza de uno de ellos.

Haru asintió suavemente en comprensión, y cuando parecieron bajar la guardia, aliviados de haber pasado esa prueba, el pequeño volvió a hablar—. Pero ¿cómo el bebé llegó allí? —preguntó—. No entiendo.

—Ehhh...

Obviamente, ninguno de los dos estaba preparado para explicarle aun niño de cinco años como funcionaba la reproducción humana. Noah había aprendido sobre eso en el colegio, y luego en una charla super incomoda con su tío Drew, no tenía punto de apoyo para basarse. Y por lo que había escuchado de la niñez de Kai, el chico venía de una familia igual de disfuncional que la suya, dudaba que alguien hubiese parado para explicárselo adecuadamente.

Sosteniendo a Natsu cuando se retorció más cerca de él, Noah se reunió con la mirada de Kai, encogiéndose de hombros ante el obvio pedido de ayuda que el chico estaba lanzándole. Sus bebés ni siquiera habían nacido, no se había preocupado por eso aun, y en realidad, estaba planeando lanzarle eso a Darius cuando el momento llegase. En definitiva, él no era para nada de ayuda.

El sonido de la puerta abriéndose hizo eco en la casa, seguido de pisadas y la voz quejumbrosa de Nee—. Ah, clima infernal —el castaño entró, con su guitarra colgando de su hombro y haciéndose aire en el rostro con su cuaderno de canciones—. Definitivamente voy a tener que enderezar mis caminos, no hay forma de que pueda soportar el infierno.

DariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora