—Creo que deberías enviarlo y olvidarte de eso.
Terminando de servir el té en su respectiva taza, Darius colocó la misma ordenadamente sobre la pequeña bandeja a un lado, asegurándose de que el azucarero y la crema también estuviesen allí, antes de caminar hacia la sala, donde un ceñudo Reb observaba el sobre sellado sobre la mesa con una expresión ambiciosa. Aunque no tan bien como Noah, Darius conocía lo suficiente al moreno como para poder adivinar las ideas perversas que cruzaban por su cabeza.
Si era sincero, Darius aun no podía comprender como una persona tan dulce y solidaria como Noah, había logrado hacerse amigo cercano de la pequeña mierda sádica. Reb tenía una forma de pensamiento demasiado retorcida a veces. Por lo que Darius sabía, el chico entendía solo la lógica del ojo por ojo y diente por diente, así que no se le hacia nada raro que estuviese pensando en las formas en que Van moriría si podía lograr que Noah cediese a entregar el sobre a su correspondiente destinatario.
Darius por su parte, aun no estaba seguro de nada. Había escuchado con atención cuando Noah le había contado sobre su reunión con Yuma, y aunque no estaba feliz por haber sido dejado en la ignorancia hasta que sucedió, sabía que no tenía derecho a estar enojado. Noah era un adulto totalmente capaz de tomar sus propias decisiones y, además, había tomado la precaución de llevar a Matt con él. Darius no podía pedir más que eso.
Eso no quería decir que confiase en Yuma, después de todo, el chico no le había dado ninguna razón para hacerlo. Aunque también era consciente de la abierta aversión del más joven hacia Van, sabía que debía tener algún tipo de razón personal o beneficio de deshacerse de él. Yuma estaba ganando algo con esto, y a Darius no le gustaba para nada el no saber que era eso.
Llegando a la mesa, no estuvo muy sorprendido de ver a Noah negando vehementemente— Si hago eso, lo que le suceda será mi responsabilidad también —dijo—. No puedo vivir con una muerte en mi consciencia.
—Tú no estás enviando una orden de muerte, Noah —Reb lo miró con un tinte de frustración—. No estas contratando un sicario para deshacerte de él o poniendo precio a su cabeza. ¿Cómo puedes ser responsable de una decisión ajena?
—Estamos hablando de la mafia, Reb, no del vecino amable que vive en el siguiente piso —señaló—. ¿Acaso crees que luego de saber lo que nosotros sabemos, ellos van a invitar a Van a tomar el té y arreglar las cosas hablando?
—Aun si tocan su timbre y ponen una bala entre sus cejas, sigue sin ser tu responsabilidad —el moreno insistió—. Estarías haciendo una obra de bien al darle a este hombre la paz de saber quién es el culpable de la pérdida de su hijo, así como la oportunidad de darle la justicia que crea conveniente. Quizás envíe esto a la policía y permita que ellos lo juzguen, o quizás solo enviará a alguien a resolver el problema, pero será su decisión, su carga de consciencia, no la tuya. No te hagas responsable de una decisión ajena a ti.
Noah lo miró por un largo instante, pareciendo meditar algo en su cabeza antes de hablar: — Me asombra tu capacidad de restarle responsabilidad a algo tan importante como la perdida de una vida humana.
—Después de vagar en internet durante tanto tiempo, leyendo comentarios de antiguos compañeros, amantes y conocidos de Van, considerarlo un ser humano es un insulto para la especie en general. Él no es una buena persona, no merece tu piedad, ni la de nadie, porque él no es capaz de mostrarla tampoco.
Darius odiaba hacerlo, pero en ese punto, estaba de acuerdo con Reb. Van había demostrado que no era digno de ser llamado "humano". Había hecho muchas cosas malas en el correr de su vida, y no había mostrado ni una pizca de arrepentimiento, menos un atisbo de querer pagar por alguno de sus pecados pasados. Era obvio, que no tenía consciencia, ni tampoco empatía por el prójimo, por lo que ser llamado "ser humano" era una etiqueta demasiado grande.