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Reprimió un bostezo cansado.
La noche anterior apenas había podido descansar unos cuantos minutos, el simple hecho de saber que Yukio tenía penado comprometerlo con uno de sus socios lo había mantenido inquieto de manera sensacional durante casi la noche completa, causando que no durmiese lo suficiente como para mantenerse activo el día completo e impidiendo de sobre manera que se pudiese concentrar en sus clases diarias aún sabiendo que pronto vendrían exámenes para cerrar el semestre.
Él sabía perfectamente que su cuñado lo odiaba; el mismo hombre se lo había demostrado incontables veces cada que estaban uno cerca del otro, y en muchas de las ocasiones había intentado deshacerse de él de muchas maneras; incluso en algún momento dado intento mandarlo a la otra vida, más sin embargo, asesinar a un adolescente solo porque no te caiga bien, siendo un policía, no era como si fuera una de las mejores decisiones que pudieses tomar. Aunque si lo consideraba lo suficiente, la razón por la que seguía con vida era por su hermana Tsutako.
Mientras Tsutako lo adorara tanto como lo hacía, Yukio no tenía la mera oportunidad de hacerle daño sin hacerla sufrir a ella también.
Aunque; ¿Realmente le importaba eso a él?.
Giyuu nunca estuvo lo suficientemente consiente de lo que Yukio sentía por su hermana. Los primero meses de matrimonio que ambos habían tenido, los engaños y las mentiras dirigidas hacia Tsutako no fueron pocas, y ella estaba consiente de la mayoría de ellas, más nunca se atrevió a reclamar o simplemente a firmar una carta de divorcio aún sabiendo que quizás sus hijos no serían los únicos que tendría Yukio yan largo aquel matrimonio. Pero Tsutako nunca dijo nada al respecto, solía dejarse pisotear de la peor manera posible, creyendo que su marido cambiaría tarde o temprano, pero al final todo paso de Guatemala a guatepeor.
Y eso, que toda aquella mierda apenas empezaba.
━━Tomioka Giyuu... hágame el sincero favor de prestar atención a la explicación. ━━regaño, en un alto tomo de voz la maestra de inglés, provocando que saliese abruptamente de sus pensamientos y mirase hacia adelante.
━━Lo siento. ━━murmuró, dejando de lado todo pensamiento poco favorable para intentar prestar atención a lo había en el pizarrón.
No pasaron más que unos veinte minutos cuando el cambio de hora dio comienzo, la campana sonó y al igual que muchos otros estudiantes, recogió sus útiles rápidamente antes de abandonar aquel salón y caminar hacia su siguiente clase, la cual era nada más ni nada menos que Historia; su menos favorito luego biología.
En el transcurso al aula se encontró con Sabito que iba saliendo de su clase de arte, habitualmente le hubiese saludado como de costumbre solía hacer, pero prefería ser orgulloso y no dirigirle la palabra hasta que esté mismo se diese cuenta de su propio error. Porque en sí, no le había molestado que este estuviera tan ciego como para no ver que lo estaban engañando, sino que hubiese sido tan insensible y le hubiese dicho tantas cosas feas a pesar de saber que él solo quería hacerle entender lo que, quizás el sabía y no quería aceptar.
