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No había visto a Sanemi ni una sola vez luego del incidente.
Giyuu se encontraba en el oscuro departamento, envuelto entre unas gruesas cobijas que lo mantenían abrigado del frío aire acondicionado que reinaba en cada rincón. La tv se mantenía encendida, canales noticieros mencionaban a cada instante la masacre en el parque de diversiones, especulando las posibles razones para tal desgracia mientras también, mencionaban sobre cuan extraño era que los causantes de todas muertes, hayan aparecido muertos en la misma escena.
Muchos decían que se habían auto-asesinado luego de la masacre, otros que se habían traicionado unos a los otros y otros, que parecen ser los más sensatos y razonables, mencionaban sobre otra posible pandilla que llegó de repente y los asesino a todos. Lo bonito del caso era, que no había ni una sola prueba que lo afirmara.
Las cámaras de seguridad del parque estaban cortadas, solo se mostraba la escena donde los hombres aparecían y empezaban el tiroteo, como las personas corrían de un lado a otro mientras gritaban y otras caían al suelo luego de recibir un disparo, pero, más allá de eso, no se mostraba ninguna grabación en donde él y Kanroji corrían por sus vidas; ninguna cámara parecía haberlos captado a ambos, o por lo menos no tan bien como a los demás.
En una de las escenas si se mostraban ellos dos corriendo hacia la estrella, pero parecían haber Sido grabados por alguien con miopía, pues solo se mostraban dos siluetas borrosas corriendo por sus vidas. ¿Y como sabía que eran ellos dos? Era fácil, aquel borroso pelo rosado junto a una cabellera negra no era difícil de diferenciar ciertamente.
Los medios de comunicación estaban vueltos locos, hablaban sobre la situación sin parar, y eso que apenas habían pasado cuatro simples horas.
━━Dios…
Anteriormente había hablado con Kanroji por teléfono, está le había confesado que luego de su desmayo por la perdida de sangre, los hombres de Sanemi habían llegado a la escena asesinando a los sujetos que empezaron el tiroteo y yendo principalmente por él.
Pero la pregunta era; ¿Cómo supo Sanemi que estaría en ese lugar específicamente y como pudo llegar a tiempo?.
Soltó un suspiro cansando. Apagó el televisor mientras buscaba distraer su mente de lo sucedido, le dolía mucho el brazo izquierdo a pesar de estar vendado, la bala le había hecho una herida lo suficientemente profunda como para que tardará un buen tiempo en sanar, más la doctora que lo había atendido le había prometido hacer todo lo posible para que en menos de dos semanas estuviera mucho mejor.
Pero el brazo no era lo que más importaba, sino Sanemi; el alpha no había dado señales de vida en el transcurso de tres horas más o menos, lo había visto por última vez luego de haber despertado cuando esté charlaba con la doctora sobre su salud. En algún momento quedó a solas con él mientras la doctora iba a atender una llamada, sin embargo el alpha había salido de la habitación con la únicas palabras -que sonaron más como una amenaza- sobre no abandonar el departamento no por equivocacion.
