Capítulo 27

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Capitulo editado

Las blancas paredes de aquella iluminada habitación, habían comenzado a sofocar su miserable mente

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Las blancas paredes de aquella iluminada habitación, habían comenzado a sofocar su miserable mente.

Las maquinarias médicas, que por vía de pequeñas mangueras se conectaban a su cuerpo, ya habían empezado a incomodarte junto al mismo programa de televisión que constantemente era reproducido en el mismo canal una y otra vez.

No había visto a nadie en dias. Los doctores ingresaban, monitoreando su estado de salud durante unos cuantos minutos y después salían como si su vida no fuese tan importante como ella creía.

Tampoco había sido capaz de ver a sus hijos en ese determinado tiempo que llevaba metida en aquel hospital. No sabía si estaban bien, si por lo menos habían comido en todo ese tiempo o si simplemente seguían con vida.

Nada se podía poner en duda cuando se trataba de Yukio.

Tsutako siempre creyó que cambiaría, que tendría un final distintos al que tenía. Pensó que los malos tratos así como los insultos y humillaciones, quedarían en segundo plano, teniendo así su final feliz. Por desgracia, fue todo lo contrario. Yukio no era el hombre de sus sueños, nunca fue ni lo sería, el egoísmo y la envidia la guiaron a un abismo, en donde, a pesar de saber cuál sería su destino, se arriesgó y se lanzo directo a él.

Ella era una beta; una simple e insignificante Beta que nació del matrimonio entre un alfa y una preciosa Omega. Y estaba bien, durante un buen tiempo pensó que estaba bien, pues en aquellos tiempos eran pocos los omegas que tenían voz y voto en la sociedad. Así que estaba bien.

O por lo menos eso pensó hasta que nació el menor de los Tomioka.

Giyuu era un Omega precioso en todos los sentidos proclamados mundialmente.

Desde pequeño se supo que sería un Omega. Sus delicadas facciones, su pequeño cuerpo, su inocente mirada y esa actitud tan sumisa pero inteligente a la vez; por dios, la gente adoraba verlo aunque fuese de reojo. Todos decían que eran un niño precioso, lo llenaban constantemente de halagos y obsequiós.

Y eso no era un problema. Por lo menos no hasta que entró en la pre-adolescencia.

El problema principal surgió cuando, a la edad de siete años, Giyuu conoció a su alfa destinado por  mera casualidad. En ese tiempo ni siquiera se había desarrollado por completo como un Omega, y su jerarquía todavía se ponía en duda, ya que los médicos solían conocer la jerarquía de un individuo después de los diez años. Nunca se supo quien era aquel alfa que con su aroma había marcado por completo al menor de los Tomioka, sin embargo sus padres no quisieron siquiera conocerlo o saber quién era, solo se centraron en protegerlo hasta de su propia sombra.

𝗕𝗨𝗥𝗡𝗜𝗡𝗚 「SaneGiyuu」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora