CAPITULO 5

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Kayla

Casi esa noche no pude dormir, pero lo peor era que no sabía porque, obviamente a mí no me importaba si le hacían daño, de hecho ojalá le hicieran daño, lo suficiente como para no ser tan arrogante, lo suficiente para que sus padres se dieran cuenta de que su hijo no había cambiado y seguía siendo el mismo de siempre.

Quería y tenía que averiguar dónde se encontraba El Foso, no se lo iba a preguntar a Keyla y Jane porque me iban a preguntar para que lo quería saber y estaba segura de que al final se lo acabaría diciendo y mucho menos se lo iba a preguntar a Kyle.

Cuando me levanté a las 7 decidí salir a correr para despejarme y todo eso, eran las 8 de la mañana por lo que no había mucha gente, tenía los audífonos puestos, también me puse el reloj que contaba los kilómetros, me pare cuando llegue al Starbucks que estaba más cerca de mi casa, aunque tampoco esque estuviera cerca, estaba a tres kilómetros, nunca me ha gustado que estuviera tan lejos de casa, todavía no había empezado a sacarme el carnet, pero cuando lo sacará iba a venir todas las mañanas en coche.

Cuando salí para sentarme en un banco del parque que estaba cerca, choque con alguien y tire mi café al suelo accidentalmente, inconscientemente lleve mi mano a mi cabeza, dolia, dios ahora entendía porque mamá me decía que no viera el móvil mientras caminaba.

- Oh dios mio ¿Estás bien? - Me pregunto la voz de un chico, levanté la cabeza para responderle y decirle que si pero de mi boca no salieron palabras, era Marc, un chico con el que había salido durante dos meses, pero no salió bien, tampoco fue tan mal, decidimos que al final quedaramos como amigos, pero hace un año se había mudado a otra ciudad del estado, el también parecía sorprendido de verme.

- ¿Kayla? - Pregunto como si no pudiera creerselo.

- ¿Marc? - Pregunté

- El mismo - Dijo - Hacia mucho tiempo que no te veía.

- ¿Cómo es que has vuelto? - Le pregunté.

- A mi padre le volvieron a trasladar, estoy harto - Me explico - Hacia mucho que no te veía.

- Si, te llamé, pero siempre me daba número erróneo y fue extraño porque siempre que te llamaba antes no me daba número erróneo, pero un día que te llame me lo dio - Dije

- Cambié de número y todos mis contactos se perdieron, fue una putada. - Yo asentí - Oye si quieres y puedes podríamos tomar algo.

- ¿Ahora? - Le pregunté, él asintió.

- ¿Algún problema? - Pregunto y negue con la cabeza, en realidad podia ahora lo unico que no llegaría a desayunar.

Entramos en la cafetería y el se empeñó en pagar por antes haberme tirado el café, al final acabe aceptando, nos sentamos en una mesa que tenía una ventana al exterior, le observé durante unos segundos, seguía siendo el mismo chico solo que tenía el pelo castaño más corto que antes y sus ojos azules eran como antes

- ¿Que has hecho durante todo este año? - Me pregunto.

- Nada, solo he salido a un par de fiestas y poco más - Le dije.

- Entonces eres la misma chica de siempre

- ¿Y eso es bueno o malo? - Le pregunté de broma.

- Por supuesto que bueno - Me dijo con una sonrisa.

- Me alegro que hayas vuelto - Le dije.

- ¿Lo dices para quedar bien o porque realmente lo sientes así?

- Lo digo porque eso es lo que pienso - Le dije, me pregunto por mi hermano y por las chicas, eso me gustó, yo también le pregunté por su hermano mayor y me dijo que estaba bien.

Nuestra rivalidad perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora