CAPITULO 20

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Kayla.

- ¿Por qué me miran todos? - Pregunto exasperada, desde que había entrado en el instituto la gente que iba a mi misma clase no paraba de mirarme y murmurar a mis espaldas. Había esperado para poder desahogarme con Jane cuando acompañamos y Kyle y Keyla a su clase

- ¿No es obvio? Si llegaste con el chico popular y con el que todas quieren acostarse ¿Que esperabas? - Ya lo sabía, pero no era para tanto ¿No? - Mira si te sientes mejor piensa que los chismes al fin y al cabo dejan de existir en una semana - Y añadió - Al menos de que hagas algo para alimentarlos, por ejemplo volver a llegar con el. - Dijo con sarcasmo.

- Eres muy graciosa y eso no va a volver a pasar, nunca - La ultima palabra la dije con más firmeza.

- Ya, ya.

Cuando llegamos a clase justo tocó el timbre dando a empezar la primera clase del día.

Mientras me sentaba Marc se acercó a mi.

- Hola - Parecía incómodo - Te quería preguntar una cosa ¿Tú estás con Nash? - Yo negué con la cabeza.

- Claro que no - Dijo con sarcasmo - Mira si estás con el, me lo podrías haber dicho.

- No estoy con el, ni nada por el estilo - Realmente no quería enfadarme, pero Marc lo estaba consiguiendo.

- Seguro.

¿Que demonios les pasaba a todos? No me podía creer que me estuviera echando esto en cara, ni siquiera éramos nada.

De repente algo le golpeó el hombro con tanta fuerza que casi se cae hacia adelante, Nash se sento a mi lado y le miró con cara de "lárgate ahora mismo".

- Deberías tener más cuidado - Le dijo Marc.

- No me importa lo que tú me digas y el que debería tener cuidado eres tú, no se qué tipo de relación tenéis pero estoy seguro de que no sois novios así que no entiendo porque la hablas así, no la vuelvas a hablar asi y ahora lárgate - Le dijo serio, nunca me había hablado a mí con ese tono.

Me quedé sorprendida, Marc apretaba el borde de mi mesa hasta que los nudillos se les pusieron blancos, la soltó cuando el profesor apareció por la puerta y nos saludo a todos.

- No deberías dejar que te hablara así - Dijo mirando el libro y aunque lo oí perfectamente tuve que volver a preguntar.

- ¿Que? - Le miré.

- Que no dejes que te hable así y más si encima no es nada tuyo.

- Ayer también me hablaste así - Le recordé cuando me dijo eso.

- Es diferente.

- ¿En qué es diferente eh? Es muy hipócrita lo que estás diciendo.

- Que tú no te has besado con el y conmigo si. - Me dijo con arrogancia ¿Como sabía eso?

- ¿Y tú qué sabes? - Le pregunté en un susurro.

- No se porque lo se, pero se que no lo has besado.

- Osea que cuando le bese ¿Estara bien que me hable así?

- Ni se te ocurra besarlo - Me exigió.

¿De que iba?

- Que lastima que no acate tus órdenes ¿Eh? - Ni siquiera le estaba mirando.

- ¿Quieres que te bese aquí? ¿Delante de todos para que sepan que el puto rumor es cierto? - Ahora sí que parecía enfadado.

- Ni se te ocurra, porque entonces te odiare. - Le advertí tensa y a la vez nerviosa.

- ¿No me odias ya? ¿O ya no me odias? - Me cogió del mentón y me obligo a mirarle, yo me solté rápidamente de su agarre para que nadie lo viera y creo que afortunadamente nadie lo había visto, ni siquiera el profesor de literatura que hablaba de los tópicos literarios muy concentrado.

Nuestra rivalidad perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora