CAPÍTULO 12

121 3 0
                                    

Nash

Me levanté por el sonido irritante del despertador, ni siquiera recuerdo haberlo puesto ayer por la noche, aunque llegue a casa a las 5 de la mañana, además de que no iba muy sobrio que se diga, de repente senti una punzada en la cabeza y seguido de eso un dolor en la cabeza horrible apareció.

Maldita resaca, ayer no debí de haber echo caso a Hunter y a Liam y salir de casa por la noche, según ellos, yo estaba deprimido porque no me podía tirar a Kayla, palabras suyas, no mías y no era asi o al menos eso es lo que creía.

Salimos y aunque fue divertido ahora me estaba arrepintiendo de mis acciones, mire hacia un lado de la cama y vi a una chica tendría unos 18 años y era rubia, ni siquiera recordaba como se llamaba.

¿Porque la traje a casa?¿Porque lo hice? Y lo más importante ¿Cómo la echaría de aquí ahora? Ni siquiera recuerdo como la conocí, ni como vinimos, al ver que todavía seguía dormida, me levanté sin ningún cuidado y ella se levanto por los movimientos bruscos.

- ¿Donde vas? - Me pregunto todavía con voz adormilada.

- Te tienes que ir ahora - Hasta yo me sorprendí de mi voz ronca.

- No sabes lo mucho que me pone que tengas así la voz - Me dijo con voz seductora y se levantó, solo llevaba unas bragas y de parte de arriba un top.

Normalmente no me gustaba hacerlo estando desnudos del todo, me parecia algo muy íntimo, que solo lo hacen las parejas.

- ¿Lo hicimos en la cama? - Le pregunte extrañado.

- ¿En serio me estás preguntando si follamos en la cama? - Me pregunto un poco indignada, yo la miré mal - No, fue en el salón.

- ¿Y porque no te fuiste? - Pregunté.

- Subí para decirte una cosa, pero al verte dormido me acosté a tu lado - Me explico.

- ¿Y que querías decirme? - Le pregunte frustrado.

- Se me ha olvidado - Me dijo y se rió, dios su risa era horrible.

- Te tienes que ir - Le dije ignorando su comentario.

- ¿Ya? - Me pregunto.

- Si, imagínate que entra mi madre y te ve, vístete y vete.

- Está bien - Parecía triste.

- Vístete y sal sin que nadie te oiga, por favor. - Le pedí.

- ¿Ni siquiera me vas a dar un beso? - Me pregunto.

- No doy besos si no estamos en la cama - Le dije seco.

- Te he dejado mi número ya metido en tu teléfono - Se seguía vistiendo, yo no la conteste y me metí en el baño.

Después de ducharme, vi que su ropa ya no estaba y por lo tanto eso significaba que ella ya se había ido, abrí el teléfono, en contactos y vi que, efectivamente, ella había metido su número en el, ponía Abril y un corazón, con que asi se llamaba, borre su número de mis contactos, no la iba a llamar, ni ahora, ni nunca.

Aunque solo había hablado 5 minutos con ella, me había dado cuenta de que podía ser muy pegajosa y no quería pegajosas en mi vida.

Me vestí y baje las escaleras.

- Hola - Dije, mi padre estaba leyendo algo en su teléfono, mi hermana jugaba con las galletas de animales saladas que tenía junto con la avena, mi hermano estaba hablando con alguien por teléfono, pero ni siquiera me interesaba lo suficiente para mirar con quién hablaba tan contento, aunque supuse que hablaba con Kayla, se notaba que le gustaba y mi madre estaba cocinando algo, pero no sabía que estaba preparando.

Nuestra rivalidad perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora