CAPÍTULO 7

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Nash.

Joder, joder, joder, estaba hasta los cojones ¿Tenía que verla en todos lados? ¿No era suficiente tenerla como vecina? ¿No era suficiente que nuestros padres fueran amigos? Al parecer no lo era.

Cuando volví, esperaba encontrarme a la niña que deje hace 3 años, pero que va, ella había cambiado y ya no solo en carácter, sino también en el cuerpo, su cintura se había acentuado, sus caderas habían aumentado, al igual que sus pechos y su culo, aún recuerdo la cara que puso cuando le dije que no tenía pechos y su cara ya no tenía ningún rasgo infantil, parecía una mujer, era preciosa y lo que me jodía esque sentía que la odiaba y deseaba al mismo tiempo y esas emociones se juntaban y lo único que me decían era que me la tirará, que me la tirará fuerte y rápido, que me desquitará con ella.

Lo peor era que muchas veces la quería de vuelta, muchas veces pensaba en ella como una amiga y me daban ganas de contarle todo lo que me pasaba, pero no podía hacer eso, no podía hundirla conmigo, no quería hundirla conmigo, ella no estaba preparada.

Al principio me dolió tratarla mal, pero era la única forma de que ella se alejara de mi, de que ella me odiara, al final también acabé odiandola, o más bien odiaba al sentimiento de no poder estar con ella y de verla sonreír, pero que ella no me sonriera a mi y al final acabé odiandola a ella.

Éramos unos niños cuando pensábamos que el mundo era de color de rosa y que estaríamos juntos para siempre, pero a medida que te vas haciendo más mayor te das cuenta de que no es así y que la gente cambia.

No podía soportarla, ni tampoco verla y ahora me la encuentro justo donde puedo desquitarme y encima no viene sola, viene con el idiota ese del Dunkin' Donuts.

- Eso ha sido increíble tío - Dijo mi amigo Liam y me dio una palmada en el hombro, aunque yo casi no le había escuchado, después del pequeño enfrentamiento entre Kayla y yo, estaba observando cómo ella sonreía a Marc, por alguna razón sentí una punzada en mi pecho, Liam al parecer se dio cuenta de lo que estaba pasando.

- Oye, pensé que la odiabas - Dijo.

- Y la odio - Le dije aún sin mirarla.

- Pues la miras como si quisieras tirartela - Esta vez le miré con los ojos entrecerrados - Aunque la verdad es que esta bastante buena - Yo le miré enfadado y el levantó las manos en rendicion - Venga tío, no te enfades, menos por una tía, si te quieres desquitar con alguien ¿Porque no lo haces con Melanie? Se nota que le gustas y demasiado, aunque es de estas que se te pegan como una lapa - Me dijo y observé hacia donde estaba ella con sus amigas, ella me pilló mirándola y me saludo.

Dude por un momento y volví a mirar hacia donde Kayla, miré de nuevo hacia Melanie, castaña con ojos verdes, castaña como Kayla ¿Porque no? Me acerque hacia Melanie y sus amigas cuando me vieron se fueron.

- Hola - Me dijo en un tono seductor.

- Hola - Respondí yo, aunque no lo hice con el mismo tono que uso ella para mí, en realidad no era fea, era guapa y no estaba mal.

- Me preguntaba si vas a ir a la fiesta de después - Le dije y ella asintió emocionada - Pues nos veremos allí.

- No lo dudes - Me dijo con una sonrisa seductora, no te que alguien me miraba y giré la cabeza, vi a Kayla mirándome, pero cuando vio que la miraba rápidamente dejo de mirarme.

Yo sonreí para mí mismo, era adorable, se había hasta sonrojado cuando la pille mirándome.

- Hasta luego Melanie - Me despidi de ella, aunque ni siquiera la miré, solo podía mirarla a ella.

La fiesta se celabraria en la playa, hace una semana y unos días también se celebro allí mi victoria, desde que había llegado aqui mamá me había dado mi espacio, algo que agradecía, ella se pensaba que yo me había reformado y por una parte era así, ahora sabía cómo mantener en secreto todo lo que hacía.

Nuestra rivalidad perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora