Solo el dolor lo siento yo

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Han pasado...¿Cuanto? Dos meses y medio de todo, Albert cada día enloquece más al ver que Terry jamás llegó a América y que todo su plan se fue por la borda. La carta que escribió neil habia sido trampa, la única verdad que había dicho fue que mantuvo prisionera a la joven a la que Albert quería ir a buscar, pero dado que el duque de Grandchester hablo con personas de alto poder, le prohibieron la entrada, ya que según las mentiras del padre de Terry, Albert quería asesinar a su hijo.

Candy ya debía ir para los 7 meses de embarazo, y Albert no tenía noticias de la salud de ella o del bebé, tenía una angustia horrible, tanto que el enfermo de amor y pena. La tía abuela buscaba las formas de ayudar, pero cada vez pensaba en que su sobrino debía dejar ir a la chica, ya que estaban metiéndose en las patas del caballo prácticamente. Elroy no tenía paciencia para calmar a todos, Eliza estaba ya por los 5 meses y medio de embarazo, Annie iba para los 6 y medio y su sobrino, el patriarca quien debería llevar la paz, se dedicaba sus días a pasar en el rosal entre las dulces Candy y maldecirse por ser tan tonto y débil...

William -la tía abuela lo llamo, estaba entre las rosas, sucio con tierra mientras lloraba mirando el cielo- por el amor de dios! Mírate!

¿que tiene de malo? -comento con desinteres- Es mi momento de paz...

¿todos los días? William! Eres el patriarca, tienes responsabilidades -enojada lo hizo ponerse de pie- mirate! Pareces un niño!

No empieces -rodo los ojos y avanzó intentando quedar a solas otra vez- No me interesa eso ahora, me interesa Candy y mi hijo...

Y si estás así no sirves de nada! -grito furiosa dejando en blanco a su sobrino, quien volteo a verla en shock- Eres el patriarca, utiliza eso a tu favor alguna vez!

.... Tienes razón -murmuro- pero...

¿pero? Por favor, William, piensa que tienes que dirigir una familia, si quieres recuperar a esa niña y a tu bebé sanos y salvos, al menos deja de hacer esto!

Si, tía pero... -bajo la cabeza cual niño triste. A Elroy le recordó cuando era un pequeño niño solo, sin sus padres o hermana, que solo lloraba a diario por la única persona que había estado con el hasta hace poco y que lamentablemente falleció. Se sintió fatal, y ella había jurado eternamente en cuidarlo hasta que su último respiro se diera- Necesito tu ayuda...

...William -jamas pensó oír eso de el, siempre le decía que podía solo, que él era un hombre grande, pero al parecer ese pequeño niño que quedó bajo su cuidado ahora regresaba una vez más. Estaba sorprendida, y ahora más que veía sus lágrimas caer después de tanto... Talvez Eliza, George, Archie, stear y Annie lo habían visto llorar, pero frente a ella, después de tantos años lo volvía a hacer- William...

Te necesito tía... Ayúdame ... -se aferró a la mujer mayor llorando sin control. Elroy tenía el corazón hecho pedazo, le dolía muchísimo verlo así. Lo abrazo fuerte y acarició esa larga cabellera dorada tarareando la canción que solo le canto a Albert cuando era un pequeño niño...












Vaya Candy, mi futuro hijo crece de maravilla -patty sonrió mientras Candy se mantenía día y noche encerrada en su cuarto. No salía a comer por lo cual una empleada le llevaba el desayuno, almuerzo, merienda o cena dependiendo si dejaban algo para la noche. La rubia solo planeaba su huida, habían llegado a América, pero se habían ocultado cuales ratas en una mansión abandonada a las afueras, en medio del desierto- ¿Comes bien?

De maravilla -dijo entre dientes mirando la ventana que daba a la seca tierra del desierto. Recordó también, el camino que recorrió cuando niña, no hace mucho tiempo atrás, cuando los Leagan la habían enviado a México- Quiero estar sola...

La muchacha pecosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora