Soltaron a los monstruos del Clan Andley

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El reloj cucu sonaba en la oficina de Albert, el silencio era grande, muchas personas ahí, sentadas o paradas, muchos de ellos eran socios, amigos, familiares o simplemente servidores...

Albert tenía la vista fija en el tick tack del reloj, nadie decía nada, todos se mantenían mirándose las caras. Tomo aire, y tras acomodarse, mujeres y hombres se  pusieron firmes ante el patriarca

Hace mucho tiempo que, no se reunía a este consejo de seguridad... -comento- Este consejo a pasado de generación en generación... Y ahora es momento de que me ayuden como la alianza que se firme hace más de 160 años...

Si -comentaron todos juntos. Este era un grupo de seguridad extrema y que se iba pasando de padres a hijos ya fueran hombres y mujeres. Ahora, tal y como alguna vez William Andley, padre de Albert, tuvo que recurrir a los padres de los hombres y mujeres presentes, ahora Albert debe recurrir a su reunión de su generación

Tenemos un caso, Mi futura esposa, Candice white Andley o ahora conocida como Candice James o Candy... Está bajo el poder de Terry Grandchester... -todos se miraron, esta misión era preocupante, un Andley vs un Grandchester- la tiene encerrada en alguna parte de Londres

¿porque no américa? -comento uno-

Porque no quiso ser tan evidente.... -contesto-

... probablemente está escondido, esas ratas siempre son buenas para esconderse en agujeros... -una joven también comento al respecto de la situación. Años atrás, había tenido cierto conflicto con los Grandchester- Esos miserables que se hacen llamar duques...

Típico -musitaron todos-

Necesito, que se dividan en dos grupos y esos grupos se dividan en parejas para así hacer una limpieza mundial....

¿viajaremos para buscarla?

Así es... Todo está listo, gracias a los negocios recientes podrán viajar de manera gratuita, gran barco los llevará dónde sea... -albert sonrió y se puso de pie- unos irán a Europa y otros se quedarán aquí donde peinaran cada zona, hasta el más boscoso bosque hasta el más caluroso desierto...

Si señor... -hablaron cuáles soldados de un ejercito-

Bien, arreglen sus cosas -se acomodo y tras dar el último sorbo a su brandy, avanzo a la salida. Mientras caminaba, su imagen se veia imponente, ya que a su espalda venía el grupo de gente con sus respectivos cargos  caminando elegantes, pero esa mirada sanguinarea nadie se los quitaba.

La tía abuela Elroy se quedó pasmada, era como volver a ver a su hermano cuando utilizaba su poder a su favor cuando se atrevían a tocar a algún miembro de su familia. Sonrió y sin más se quedó ahí, mirando la fogata de aquel atardecer










Debe haber alguna forma... -candy se encontraba sola en aquella mansión en el desierto. No estaba ni Terry, ni Patty y los empleados habían ido junto a ellos para así traer todo lo que habían comprado. Le habían dejado comida para casi dos días, así que se encontraba ahí en plena soledad, pero no meditando ni pensando en su tristeza, si no, que buscando la manera de salir de aquel lugar... A caballo, Lakewood debía estar a más o menos unas cuatro horas mientras que en auto una hora y media talvez... A pie, lo más probable era toda la noche, pero podía valer la pena- ¿Cómo salgo de aquí?

Señorita... -un empleado se asomo al verla tan apegada a los barrotes donde estaba la ventanas- tenga cuidado, esos barrotes están oxidados...

No me di cuenta -comento y se aparto- Gracias por avisar...

La muchacha pecosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora