Un tormentoso reencuentro

119 16 4
                                    

Albert miraba el cielo, el mar y el barco en el que se encontraba. Sentía la brisa chocar en su rostro mientras su cabello se movía al compás del viento. El atardecer estaba frente a el, y se imaginaba con el, a su bella Candy.

Según la carta de George, Candy ya estaba en América así que podía regresar con calma. Había pasado tiempo ya y había creído imposible el reencuentro con su amada pecosa que tantos suspiros le sacaba. Tenía angustia, porque también no sabía si Candy lo amaba aún como el primer día...sentía miedo, porque Terry aún acechaba junto a Patty y la vida de todos corría riesgo por la venganza de estos dos desquiciados.












Candy le hablaba a la joven que se encontraba agonizante en su cama. ¿Como había sucedido? Bueno, comenzó aquel día que nació el pequeño Arthur o conocido también como Artie, el pequeño e hijo único de Archie y Annie. Todos celebrarán el nacimiento del pequeño cuando de pronto, Terry en sus momentos de locura, atacó la mansión Lakewood donde hirió a Alastor, a stear y a Eliza, quien la última recibió la peor parte de todo.

Esta había sido golpeada con palos y rocas, también con fustas como acostumbraba el joven rebelde. Patty también había hecho de las suyas, agarrando a stear a golpes, a Annie y a Eliza en venganza a esta última por acostarse con su ahora marido ¿Tonto, no lo creen? Finalmente George llegó con la policía y se marcharon rápidamente huyendo quizás donde, pero sabían que no estaba muy lejos. Desde ese minuto, Eliza corría un grave peligro y nació un niño de aquella, un pequeño de cabello claro colorín similar al de su madre, solo que tenía esos ojos y un par de facciones de su padre.

Candy apenas se enteró de lo sucedido, cuido de manera rutinaria a la joven y al bebé de esta, sin dejar a su pequeño Anthony de lado. Eliza apenas se mantenía minutos despierta y entre esos, decidió llamar Edward a su pequeño, sin embargo, por el adelanto del proceso de parto debido a las heridas y demás, el niño tampoco estaba bien...

El pequeño tenía problemas respiratorios, enfermaba, no comía y tenía una fiebre constantemente alta que causaba convulsiones en el. Su estado era crítico y según los doctores, el pequeño no iba a sobrevivir. Era difícil que lo hiciera con todos los problemas que tenía el pequeño. Eliza iba por el mismo camino, no tenía esperanza de vida y entre balbuceos pedía ver una última vez a su madre

Eliza, vamos tienes que recuperarte -candy la miro- tienes que ponerte de pie por tu bebé... Tienes mucho por que vivir!

Candy... -murmuro entre concientes y no concientes de dónde estaba o lo que decia-

Si, soy yo... Tienes que luchar -murmuro la pecosa-

Quiero ver a mi madre... -candy no supo que decir al respecto- por favor... Una última vez

No será la última, Eliza -suspiro en derrota-

Lo será, Candy... -bajo su mirada- mirame... Pago mis pecados de esta forma, creo que era la mejor forma de morir para una persona como yo... Con dolor, así pago por todo lo que le hice a los demás y sobre todo, a Anthony...

Eliza... -se sorprendió- basta, no digas más

Déjame hablar... Puede que sea tarde para cuando quiera decirte todo -tomo la blanca mano y tomo aire dejando caer lágrimas- perdoname, siempre quise demostrar que era mejor que tú para que todos se fijarán en mi, mamá siempre dijo que nadie estaba por sobre mi y eso me llevo a ser lo que fui... Te tenía envidia, eres hermosa, encantadora y haces amigos rápidamente con tu amabilidad, valentía y demás... Eres distinta a las demás

La muchacha pecosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora